Como cada mes de mayo desde el año 2000, Booz & Co. acaba de publicar su estudio «CEO Succession 2010», en el que analizan la rotación de los primeros directivos de las 2.500 mayores empresas cotizadas del mundo durante el último año.
El gran titular es que el año pasado la rotación de esos directivos cayó a su nivel mínimo de los últimos siete años. Supongo que por un cúmulo de circunstancias. En unas empresas será porque no quieren andar con cambios; en otras porque se están haciendo mejor las cosas en materia de reclutamiento, retención y sucesión; en otras porque con la crisis los directivos se aferran como lapas a sus sillones; y en otras porque todavía está demasiado reciente el último cambio de CEO.
El estudio también confirma que la globalización se consolida como tendencia. El número de empresas norteamericanas o europeas entre las 2.500 mayores del mundo ha caído un 28% desde 2000, y una de cada cuatro en la lista ya tienen su cuartel general en una economía de las llamadas emergentes. A este respecto es interesante comprobar las diferencias regionales entre «zonas calientes» como Brasil, Rusia e India, donde la tasa de rotación supera el 15%; otras lánguidas, como Europa y Norteamérica, donde se sitúa en torno al 10%; y China, donde, como consecuencia de la titularidad pública de sus mayores empresas, es apenas del 5%.
Entre los resultados del estudio, también llama la atención el aumento del porcentaje de CEOs que acceden a ese puesto como resultado de un proceso de promoción interna (un 81%) y el progresivo incremento de su edad media, que hoy está en 52,5 años frente a 50,2 en 2000, en un entorno como el actual, donde podríamos pensar que lo que hace falta es justo lo contrario: renovación.
Pues bien, aunque esto puede ser cierto si se contempla la organización en su conjunto, parece que no es el caso si consideramos únicamente a sus «hombres de vértice». En este sentido, el estudio aporta evidencias de que los CEOs «de la casa» no solo tienden a permanecer más tiempo en el puesto, sino también a generar mayores rentabilidades para los accionistas que los directivos externos.
Para pensar.