Hace unas décadas dejó de llamarse Departamento de Personal para convertirse en la Dirección de RR.HH. Hoy la historia parece repetirse, aunque esta vez el término «Recursos Humanos» es el que, poco a poco, va dejando paso a nuevas denominaciones como «Dirección de Personas», «Personas y Valores», «Capital Humano», etc.
Varias son las razones que llevan a una empresa a rebautizar su departamento de RR.HH.: Abundan las que toman esa decisión para subrayar la importancia de un cambio de orientación en sus prácticas de gestión de personas. Sin embargo, hay otras donde se hace porque el director general ha escuchado en algún foro que «Recursos Humanos» no suena moderno, o, sencillamente, por imitar al vecino. Así de triste.
Lo hemos comentado anteriormente en este blog: En la economía del conocimiento resulta evidente que los empleados son algo más que recursos al servicio de la empresa. Hoy, en lugar de distinguir entre «thinkers» y «doers«, una compañía necesita contar con las ideas y la imaginación de todos sus miembros -y de otras personas que no lo son-, ya que de su inteligencia colectiva depende en gran medida su capacidad de innovación y de adaptación al entorno y, en último término, su competitividad. Además, el mundo del trabajo ha cambiado: las redes de relaciones informales adquieren protagonismo en detrimento de las jerarquías, se impone la transparencia y el trabajo colaborativo, las fronteras que separan a la organización de su entorno se difuminan y empieza a ganar adeptos la visión de la empresa como comunidad de personas.
En este contexto, en la medida en que la gestión del capital humano se convierte en una cuestión estratégica de primer orden, la función de Recursos Humanos se enfrenta a la necesidad de reinventarse y asumir un papel para el que, en ocasiones, no está debidamente preparada. En estos casos, un cambio de nombre puede contribuir a comunicar y reforzar esa nueva identidad, pero siempre y cuando también haya cambios en las políticas y en las prácticas de gestión de personas de la empresa, en las capacidades y comportamientos de los profesionales del área, en sus métodos de trabajo, y en la forma en la que estos se relacionan con el resto de la organización.
Y es que poco aporta una nueva denominación si «el departamento antes conocido como RR.HH.» sigue haciendo las mismas cosas y de la misma forma que antes. Como mucho les habremos dado a los miembros de la organización argumentos para un nuevo chascarrillo: Mismos perros con distintos collares.
Imagen Jernej Furnam bajo licencia Creative Commons.
Muy interesante el artículo. Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Muchas empresas de hoy en día, se dejan llevar por las modas…¿que ahora las empresas empiezan a llamarlo capital humano o human capital porque es en inglés y suena mas internacional? pues nosotros no podemos ser menos..
Me parece genial que cambien el nombre, pero que también cambien sus prácticas/politicas/procesos…ect.
…
Me acabo de introducir en el mundo bloguero, asi que os paso mi link para que le echéis un vistazo..poco a poco lo iré actualizando.
un saludo.
gracias.
http://elmundodelosrrhhatravesdedavid.blogspot.com/
http://blog.grupobertoni.com/2011/11/14/¿recurso-humano-o-talento-humano-la-respuesta-esta-en-la-cultura/
Hola SAnti
Totalmente de acuerdo…
La necesidad de enterrar ese toponimo es evidente, pero sólo surge en aquellas organizaciones que ya están en marcha…las que quedan atrás continuarán con la vieja denominación porque además es la correcta.
Un saludo