¿Por qué tenemos que seguir viviendo en los lugares donde trabajamos cuando podemos trabajar desde los lugares que amamos?
Esta es una de las preguntas que se plantean en Repeople, un grupo de profesionales inquietos liderados por Nacho Rodríguez que aspiran a transformar el contexto socio económico a través de la promoción de los valores del trabajo distribuido, y que llevan cinco años diseñando y construyendo un ecosistema en las Islas Canarias a modo de ‘living lab’ del que aprender y desde el que generar un impacto global en esa dirección.
Este grupo de campeones del teletrabajo organiza cada año una conferencia sobre trabajo remoto (hasta 2019 se denominaba Nomad City y este año ha pasado a llamarse Repeople Conference) que se presenta como “el mayor evento de teletrabajo en Europa”. La edición de 2020, que tuvo lugar los pasados días 5 y 6 de noviembre, y a la que tuve la oportunidad de asistir gracias a la invitación de Nacho, contó con 500 participantes que se conectaron desde 26 países distintos, prácticamente en todas las zonas horarias del mundo.
Aunque ya lo tenía en el radar, era la primera vez que participaba en este evento. Fue una pena que, por problemas de agenda, solo pude escuchar las conferencias del ‘track’ en castellano de la primera de las dos jornadas. Aun así, lo encontré un evento muy bien organizado y altamente recomendable para cualquier profesional que tenga interés en explorar las múltiples perspectivas desde las que se puede examinar el fenómeno del trabajo remoto. Un tema que la crisis COVID ha elevado a los primeros lugares en la agenda de los profesionales de la gestión de personas de muchas empresas.
De las sesiones que pude escuchar destacaría las siguientes:
Trabajo remoto y mujeres
En primer lugar, la conversación sobre teletrabajo e igualdad de género que David Blay, de la Escuela de Trabajo Remoto, mantuvo con Maite Egoscozabal, de El Club de Malasmadres, y en la que hablaron, entre otros temas, de las posibles trampas que la feminización de ciertas profesiones, sumada a la generalización del teletrabajo, puede suponer para las mujeres, así como de la necesidad de una mayor corresponsabilidad en las parejas respecto a las tareas domésticas, principalmente de cuidado de dependientes.
Trabajo remoto y gobiernos
También me pareció muy revelador el panel sobre ‘gobiernos e instituciones promoviendo valores del teletrabajo’. Fue una buena ocasión para comprobar la apuesta decidida que Canarias está haciendo para convertirse en un destino preferido para teletrabajadores y nómadas digitales de todo el mundo. En este panel participaron Cosme García Falcón, del Cabildo de Gran Canaria, Elsa Rodriguez, de Tenerife Work & Play, Pablo Llinares, del patronato de turismo de Gran Canaria, y José Juan Lorenzo Rodriguez, de Turismo de Canarias. Hablaron de cómo la crisis COVID representa un obstáculo para la consecución de este objetivo, pero también ofrece oportunidades. Por ejemplo, el boom del trabajo remoto, unido a la seguridad de Canarias como destino, ha llevado a que las consultas de personas interesadas en trabajar desde las islas se hayan triplicado respecto a los niveles anteriores a la pandemia. También fue una gran satisfacción comprobar como las instituciones canarias entienden que el valor que pueden aportar esos teletrabajadores y nómadas digitales va más allá del gasto que puedan hacer en las islas. Por ejemplo, lo que puede aportar su integración en la comunidad local de profesionales y emprendimiento. Además, encontré muy inspiradoras las iniciativas que están llevando a cabo para comunicar en el extranjero la propuesta de valor de Canarias para esta clase de profesionales, así como para facilitar su ‘aterrizaje suave’ en las islas. Entre los retos, los panelistas destacaron los obstáculos que plantean un marco normativo y unos procedimientos administrativos no suficientemente amigables, o la falta, por ejemplo, de funcionarios capaces de atender en inglés a estos profesionales. También se habló de las ventajas, no solo para Canarias, de que en España se estudiase el establecimiento de un visado específico para este tipo de profesionales como ya existe en otros países como Estonia, Croacia o Barbados.
Trabajo remoto y el futuro de las zonas rurales
Asimismo, fue muy inspirador el panel sobre ‘teletrabajo y activación de zonas rurales’ en el que pudimos conocer las experiencias y puntos de vista de tres personas, Edo Sadiković (Sende), Ana Amrein (Rooral) y Diana Moret (Pandorahub), que intervinieron en representación de otros tantos proyectos que persiguen ese objetivo:
Pandorahub. Un movimiento impulsado por la inquietud de construir un estilo de vida productivo alternativo basado en el retorno al mundo rural, el trabajo en remoto y el impacto social, que aspira a convertirse en una red de startups, digital nomads, makers, organizaciones y lugares afines a su filosofía. Su objetivo es construir una comunidad de “doers” conscientes distribuida por una red de pueblos, y a integrarlos con los habitantes y las comunidades locales de esos pueblos para formar un tejido social heterogéneo, inclusivo, rico, vibrante, intergeneracional y sano en las zonas rurales.
Rooral. Un proyecto que busca aprovechar las tendencias del trabajo a distancia y el bienestar para posicionar la vida rural como un remedio para el estrés y la inestabilidad que muchos sienten en las áreas urbanas. Para ello ofrecen a grupos de 10 personas con distintos perfiles y procedencias la posibilidad de vivir en Artieda (Aragón) durante tres semanas, no como unas vacaciones sino como una estancia en la que poder teletrabajar, desconectar del estrés urbano y en definitiva, experimentar por sí mismos la experiencia de vivir y convivir en ese medio rural del que tanto se habla pero al que a veces es complicado acercarse, y para lo cual cuentan con la colaboración de los aproximadamente 80 habitantes de la localidad.
Sende. Un lugar de creación compuesto de cinco casas, dos espacios de coworking, cinco jardines (y una red 4G estable e ilimitada) en un pequeño pueblo de Galicia con tan solo 20 habitantes, al que ahora acuden emprendedores sociales, educadores, nómadas digitales, diseñadores e ilustradores, arquitectos, dibujantes de cómics, programadores y otros profesionales de la economía de la creatividad y el conocimiento que encuentran allí un lugar ideal para crear, cumplir con los plazos y construir nuevos proyectos. “Vienes aquí y terminas esa cosa con la que estabas luchando”, explican en su web. Los miembros de Sende pagan una cuota anual que les da derecho a utilizar todas sus instalaciones durante un mes y acceder a su red y recursos. Por otro lado, todos los ingresos se destinan a la gestión de Sende, al apoyo a las empresas locales y a proyectos sociales.
Trabajo remoto y el futuro del turismo
Por último, quiero destacar el panel sobre teletrabajo y turismo en el que Petra Eškutová (NextRetreat), Jon Hormaetxe (Sun and Co) y Gabriela Larenas (Wifi Tribe) nos abrieron los ojos a como el teletrabajo puede contribuir a reinventar, al menos en parte, la oferta turística en un momento en el sector está necesitado de nuevas ideas.
Por ejemplo, Sun and Co, “the home to location independent workers”, es un coliving en Javea que antes era un hostal y que ahora únicamente funciona como tal durante la temporada de verano. Fuera de esos meses es un espacio de coliving en el que trabajadores remotos de diferentes procedencias viven y trabajan durante semanas o incluso meses y se integran en una comunidad formada por personas con formas afines de entender la vida y el trabajo.
NextRetreat es otro proyecto interesante. Organizan ‘retiros’ para equipos distribuidos. Ayudan a las empresas a encontrar el destino más conveniente para el conjunto de sus miembros. Teniendo en cuenta dónde están ubicados los miembros del equipo, y cuántas personas parten de los diferentes puntos de origen, el algoritmo que incorpora esta solución busca los destinos que mejor funcionan para el grupo, teniendo en cuenta la cantidad de conexiones de vuelos, el tiempo promedio de viaje y el precio. El siguiente paso consiste en encontrar el lugar adecuado para que el equipo se aloje, trabaje y se divierta. Un grupo de especialistas ayuda a los equipos clientes con el proceso de reserva, la planificación previa al viaje y la resolución de problemas en el lugar, y les brinda apoyo constante para garantizar que todo funcione sin problemas.
Finalmente, WiFi Tribe nos propone “subscribirnos a una nueva forma de vida”. La idea es formar grupos de unas 12-25 personas con ideas afines que viajan lentamente por el mundo mientras trabajan en remoto. Cada cuatro semanas la ‘tribu’ elige una nueva ciudad a la que llamar hogar e invitan a sus miembros a trasladarse allí a trabajar y a explorar juntos ese destino. Los miembros pueden hacer varias estancias seguidas o elegir hacer estancias sueltas a lo largo del año. Hay que destacar que los participantes en estas experiencias deben pasar un proceso de selección en el cual, entre otros factores, se analiza si la persona posee los valores que en WiFi Tribe consideran claves para crear una comunidad fuerte, solidaria y unida: respeto, humildad, camaradería, diversidad, pasión y aventura.
En resumen, un evento muy recomendable para cualquier profesional que sienta curiosidad por conocer las últimas tendencias de un fenómeno poliédrico como es el trabajo distribuido. Repetiremos.