Toca escribir sobre uno de los blogs de empleados más influyentes en los últimos tiempos. Se trata de Mini-Microsoft, blog publicado por un empleado de Microsoft con el objetivo de llevar a la que hoy es una corporación mastodóntica («passionless, process-ridden, lumbering idiot«) de vuelta a lo que fue en sus orígenes, una organización fresca, eficiente, orientada a la satisfacción de sus clientes y, además, rentable (“Let’s slim down Microsoft into a lean, mean, efficient customer pleasing profit making machine! Mini-Microsoft, Mini-Microsoft, lean-and-mean!” es la declaración de principios de Mini en la página de Inicio del blog).
El pasado domingo 28, Mini decía adiós, o cuando menos anunciaba una tregua tras casi dos años de durísimas críticas a la compañía, aunque siempre desde posiciones constructivas basadas en argumentos sólidos y sin faltar buenas dosis de humor ácido. Probablemente en la decisión de Mini haya tenido bastante que ver lo sucedido el día 18 de mayo cuando, en una de las reuniones informativas que regularmente se realizan en Microsoft (“townhall meetings”), se anunciaron importantes cambios en los procesos de gestión de recursos humanos de la compañía, unos cambios con los que, según parece, la presión ejercida desde Mini-Microsoft ha tenido mucho que ver.
Los planteamientos rigurosos de Mini-Microsoft han motivado el éxito de este blog, el líder de entre los más de 2000 editados por empleados de la empresa. El autor del blog, que ha mantenido su anonimato durante todo este tiempo, se ha convertido de forma espontánea en el portavoz de unos empleados preocupados por el rumbo que ha ido tomando la compañía al alejarse de sus valores y principios fundacionales.
Con los cambios anunciados en los últimos días la dirección de Microsoft ha dado muestras de valentía y sensibilidad al recoger las voces críticas de sus empleados canalizadas a través del blog. Mini, por su parte, ha demostrado grandes dosis de responsabilidad con su actitud constructiva. Ahora, con la sensación del deber cumplido, tras haber logrado su objetivo de influir en la dirección de la compañía y conseguir importantes cambios en el modelo de gestión, anuncia un “alto el fuego” (“great changes are indeed afoot at Microsoft. And these changes are going to take time to grow and I’m not going to poke them with a sharp stick until they’ve had their chance to prove themselves”).
Estamos ante un caso interesante que me induce a reflexionar sobre como la aplicación de las nuevas tecnologías y, en concreto, el fenómeno blog está llamado a revolucionar la forma en la que se estructuran los flujos de comunicación dentro de las empresas. La transparencia se acabará imponiendo. La empresa ya no puede asegurar el control absoluto de la comunicación empresarial. Los candidatos acuden a las entrevistas de selección con datos sobre la compañía que a veces los propios entrevistadores ignoran. La alta dirección tiene acceso directo a información que antes era filtrada por varios escalones de mandos intermedios. Las conversaciones en torno a la máquina de cafe se convierten en minutos en foros públicos de debate. La comunicación alcanza en tiempo real a individuos dispersos a lo largo de todo el planeta. La información es poder, y este fenómeno está contribuyendo a transformar el equilibrio de poder entre empresa y empleados, una tendencia que se ha venido observando en el mercado desde que a finales de los años 90 del pasado siglo se declarase la llamada “guerra por el talento” («Talent war«). Para la dirección de las empresas supone la necesidad de hacer un esfuerzo adicional, no ya para controlar la información, sino para conocerla y tenerla en cuenta en el proceso de toma de decisiones. Realizar un seguimiento regular de los blogs publicados por empleados de la empresa puede tener mucho más valor para la dirección que cualquier buzón de sugerencias o encuesta de satisfacción laboral. No se trata de pasar a un modelo de gestión asambleario, pero en el nuevo contexto los planteamientos autocráticos dejan de ser válidos como también deja de ser viable la actitud del avestruz y negar la existencia del problema. Las nuevas reglas del juego requerirán de líderes maduros, valientes y decididos, con una gran capacidad de escucha y dispuestos a admitir que, de vez en cuando, se cometen errores, mientras que por parte de los empleados serán necesarias grandes dosis de responsabilidad, seriedad y rigor para evitar que estos blogs se conviertan en simples –y peligrosos- amplificadores de nuestra clásica “radio macuto” o que ciertos trapos sucios acaben aireándose donde no deben. Gracias Mini-Microsoft por tu ejemplo.