Durante los últimos dos años se ha multiplicado mi interés por el «software social». Fruto de ese interés puse en marcha este blog y me he convertido en usuario habitual de webs como Linkedin, Xing, o la más modesta eConozco, para las que cada día descubro nuevas aplicaciones.
David Teten y Scott Allen escriben este mes en Fast Company sobre este fenómeno, resultado de una conjunción de avances tecnológicos y sociales. En su artículo los autores enumeran las principales repercusiones que el desarrollo y la popularización de este tipo de software tiene sobre personas y empresas:
Desde el punto de vista de las personas..
- Aumentará la importancia de las competencias tecnológicas, aunque, afortunadamente, las próximas generaciones se encuentran mucho más cómodas que nosotros frente a los cambios tecnológicos.
- Como no podría ser de otra forma en la sociedad de la información, el dominio del lenguaje, y en particular la expresión escrita, tendrá cada día más valor. Y aquí el sistema educativo tiene una asignatura pendiente.
- Las trayectorias profesionales serán más públicas y más fácilmente contrastables. Será más complicado «meter una bola» durante un proceso de selección.
- Ciertos aspectos de nuestra vida privada (fotos, aficiones, etc.) también serán más visibles.
- Tomaremos conciencia del valor de nuestras redes de contactos y nos preocuparemos de gestionarlas adecuadamente.
Y en cuanto a las empresas…
- No podrán controlar lo que se diga sobre ellas en la red, pero al menos podrán asegurarse que su punto de vista esté debidamente representado.
- Podrán aprovechar mejor el valor de las actividades extralaborales que desarrollan sus empleados.
- Las redes de usuarios se convertirán en la mejor prolongación de sus departamentos de aseguramiento de la calidad.
- Los consumidores serán más activos a la hora de denunciar los defectos de los productos mediocres
- Entenderán que dirigirse a una suma de pequeños segmentos puede tener más valor que enfocarse en unos pocos muy grandes.
No me cabe ninguna duda de que quienes sean capaces de adaptarse a este nuevo orden de cosas disfrutarán de muchas ventajas frente a quienes no lo hagan. Como casi siempre, conseguirlo está en nuestras manos.