Esta semana Geoff Colvin publica un nuevo artículo en Fortune sobre la «batalla por el talento». Explica como hoy en día la idea de que el capital humano es el factor crítico para la competitividad de una economía ya no es patrimonio exclusivo de las economías más avanzadas y muchos países en desarrollo están dando pasos decididos para no quedarse atrás en una contienda que ha alcanzado dimensión planetaria:
En esta línea, Arabia Saudí está invirtiendo la friolera de 12.500 millones de dólares -una cantidad próxima a la que el MIT ha conseguido levantar en sus más de 140 años de historia- en crear una universidad que atraiga a la península arábiga a los mejores investigadores en ciencia y tecnología del mundo.
Por su parte, en India, las empresas tecnológicas han notado un cambio significativo en los intereses de sus empleados más jóvenes. Hasta hace dos o tres años, para retener a los profesionales más brillantes, tenían que ofrecerles un proyecto de carrera que incluyese experiencias en el extranjero. Ahora es lo contrario. Ven que en pocos lugares pueden tener tantas oportunidades y experiencias enriquecedoras como en India y no quieren irse fuera.
Mientras tanto, en la vieja Europa, donde el 85% de la inmigración que recibimos son trabajadores no cualificados procedentes de países en desarrollo, y solo un 5% trabajadores cualificados, en lugar de adoptar políticas activas para atraer a los mejores profesionales del planeta nos limitamos a medidas burocráticas.
Y qué decir de España. Seguimos en el vagón de cola de los países desarrollados en cuanto a innovación, acceso a internet, nivel educativo, dominio de inglés, o rigidez del mercado de empleo. Eso sí, todos nos sentimos muy satisfechos porque todo el mundo nos dice que como aquí no se vive en ninguna parte. ¡Olé!
Imagen Thomas Hawk bajo licencia Creative Commons