Ayer La Vanguardia publicaba este ilustrativo artículo de Nuria Peláez sobre las dificultades que genera un entorno de trabajo multicultural tanto para las empresas como para sus empleados. Unas dificultades que son más evidentes que nunca en un contexto donde más del 16% de los empleos ya los realizan trabajadores inmigrantes. En este escenario, algunas empresas han tomado cartas en el asunto y han puesto en marcha políticas para gestionar la integración y convivencia de personas con orígenes culturales diversos, pero, en general, son los propios trabajadores quienes tienen que aprenden día a día a convivir con estas diferencias.
El artículo cita algunos ejemplos de empresas que están avanzando en esta dirección, como el Escorxador de Girona, donde el 70% de sus trabajadores son inmigrantes, casi todos ellos musulmanes, y la empresa les da clases de catalán para facilitar su integración en la comunidad local. Además, las comunicaciones de interés general se traducen al árabe y se ha flexibilizado el horario para adaptarlo a las costumbres religiosas de los trabajadores. Otro caso es la Corporació Alimentària Guissona, donde conviven 1.200 inmigrantes de 42 nacionalidades distintas y, por ejemplo, se evita que los trabajadores musulmanes desarrollen su actividad en la sección de matanza y despiece de cerdos. En el artículo también se menciona a la empresa Agromediterránea de Murcia, donde se ha incorporado el velo islámico al uniforme de trabajo, aunque con un diseño que cumple con la normativa de prevención de riesgos laborales.
En cualquier caso, a pesar de que estos gestos sin duda representan un avance, es importante que no olvidemos que las diferencias entre culturas van más allá del idioma, la vestimenta, las costumbres alimenticias o los rituales religiosos. Hay quien compara la cultura con un iceberg, donde los elementos más importantes -y que potencialmente pueden dar lugar a los mayores conflictos- permanecen ocultos bajo la superficie, ya que tienen que ver con creencias, principios, valores; en definitiva, con la forma de entender el mundo que tiene cada cultura. Mucho me temo que, en esta dirección, poco hemos avanzado.
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