A través de BNET llego a este post de Annie McKee en The Conversation Starter Blog. En los tiempos que corren cada vez es más frecuente encontrarse con directivos «tóxicos», individuos inseguros, negativos, inestables, gritones, obsesionados por controlarlo todo pero emocionalmente fuera de control. La presión, los nervios, el estrés. Excusas. Con un jefe así los empleados dificilmente podrán dar lo mejor de si mismos, que es lo que más falta hace ahora. Además, lo peor de todo es que su toxicidad es contagiosa y puede llegar a envenenar toda una organización.
¿Qué puedo hacer si tengo un jefe así? McKee nos da cuatro recomendaciones:
- No te lo tomes como algo personal. No dejes que afecte a tu autoestima.
- No renuncies a tus principios ni a tus valores como respuesta a la toxicidad de tu jefe. Controla con cuidado tus reacciones. Evita que te contagie.
- Controla tus instintos de venganza, revancha o incluso sabotaje. No te conviertas en parte del problema.
- Evita el victimismo. Las victimas no hacen sino alimentar la toxicidad de tu jefe.
Aunque la verdad sea dicha, hay veces que lo mejor es buscarse otro jefe.
Imagen Frank-Hebbert bajo licencia Creative Commons