Hoy se publica en El Confidencial un artículo de Hector G. Barnés titulado «Cuando tus compañeros deciden lo que vas a cobrar», donde se hace eco de una conversación que mantuvimos hace unas semanas a raiz de otro artículo aparecido en el Wall Street Journal en que se explicaba la fórmula utilizada en Coffee & Power para distribuir stock options entre sus empleados.
Hablamos de los miedos y desconfianzas que puede provocar la introducción de un sistema donde no es la dirección quien determina cuantas opciones recibirá cada individuo, como suele ser habitual, sino que cada empleado recibe 1.200 títulos para que los reparta entre sus compañeros como mejor le parezca. Es natural que haya quien piense que un sistema así puede acabar derivando en tráficos de influencias, clientelismo y, en último término, en un reparto más injusto que si fuese dictado desde la dirección de la empresa. Sin embargo, la experiencia nos dice que cuando se da a los miembros una organización autonomía, cuando se les trata como adultos, lo que decide el grupo suele tener bastante sentido, y así parece haber sido también en Coffee & Power: El empleado que menos opciones recibió se llevó 855, y el que más 2530.
Hablamos también del efecto de este tipo de sistemas sobre la motivación de los empleados, y en qué medida la decisión de sus líderes de confiar en ellos para decidir el reparto de “stock options” ya puede resultar, en sí misma, un elemento motivador. Además, un sistema así tiene la ventaja de dar visibilidad a la contribución de personas que, de otra manera, podrían pasar desapercibidas, por no tener relación directa con los dirigentes de la organización, ser más introvertidas, o simplemente por no interesarle el “politiqueo”; aparte de ajustarse mejor que los modelos verticales tradicionales a la realidad de los nuevos contextos de trabajo colaborativo en red, que se están imponiendo en muchas organizaciones y donde el valor se genera a través de las relaciones más o menos informales que vinculan entre sí a sus miembros y donde el jefe ya no es el “gran hermano” que todo lo sabe.
Podéis leer la entrevista aquí.
Imagen: Coffee & Power