Leo en BNET que Sysco Corporation ha anunciado que el año próximo sus 15 máximos directivos reducirán voluntariamente su retribución en un 5% mientras que el resto de los directivos de la compañía -unos 150- sufrirán una congelación salarial. Lo más sorprendente de todo es que estas medidas vienen acompañadas del anuncio de un incremento salarial del 3% para el resto de los 50.000 empleados que la empresa tiene en Norteamérica.
Probablemente la medida no responda tanto a la necesidad de recortar costes como a la oportunidad de enviar un mensaje inequívoco a la organización. Seguramente el coste del incremento para los empleados supera con creces los ahorros que se derivan del recorte salarial en la cúpula de la compañía, pero el mensaje está ahí y no deja lugar a dudas: «El entorno no es favorable y la dirección de la empresa está dispuesta a soportar la primera embestida mientras continúa confiando en sus personas. En los tiempos difíciles todos estamos en el mismo barco.»
Muchos empleados del gigante de la distribución de alimentos se sentirán felices al ver el aumento reflejado en su nómina. Otros, más escépticos, pensarán que si los directivos ya se han recortado el sueldo -aunque sea de forma voluntaria- no debe faltar mucho para que les toque el turno a ellos. Puede ser. En cualquier caso, si en el futuro es necesario practicar ajustes salariales a toda la plantilla se entenderán y aceptarán mejor si los dirigentes de la empresa han sido los primeros en sufrirlos.
Una formula sencilla al alcance de cualquier empresa, pero que, salvo honrosas excepciones, pocas ponen en práctica…
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