Casi todo lo que leo sobre la diversidad generacional en las empresas emplea una tipología de generaciones que tiene sentido en Estados Unidos, pero que chirría cuando la aplicamos a nuestra pirámide poblacional. Por eso, más que hablar de baby boomers o generación X, propongo la siguiente clasificación, más ajustada a nuestra realidad demográfica:
Generación de la transición. Alcanzaron la mayoría de edad antes de que se promulgase la Constitución del 78. Muchos corrieron delante de la policía. Su juventud estuvo marcada por el fin del régimen de Franco y la transición a la democracia, incluido el intento de golpe de Estado del 23-F.
Generación de la movida. Nacidos en los años sesenta, muchos ya están en los cuarenta. Su infancia estuvo marcada por la llegada de la televisión en color y los primeros videojuegos, y su juventud por acontecimientos como la movida cultural, el primer gobierno socialista, la generalización de los estudios universitarios, la adhesión de España a la Unión Europea y a la estructura militar de la OTAN, el fenómeno Mario Conde o la caída del muro de Berlín. Internet llegó cuando ya estaban trabajando. Fueron los últimos en poder acceder a una vivienda a un precio razonable.
Generación del «milagro» económico. Nacidos en los setenta, ahora tienen entre 30 y 40. Desde un punto de vista demográfico esta generación, junto a la anterior, constituye el baby boom español. Son los primeros Erasmus. Su incorporación al mercado de trabajo se produce en los años de crecimiento económico posteriores a la crisis del 92-93. Conocieron internet en la universidad y formaron las plantillas de las primeras puntocom españolas. Su juventud estuvo marcada, entre otros hechos, por el desarrollo de internet, la necesidad de tener un máster, la primera guerra del golfo, las olimpiadas de Barcelona, el ataque a las torres gemelas, el estallido de la burbuja tecnológica, el mileurismo y dificultades para acceder a una vivienda.
Generación Y. Es la primera generación realmente global y España no es una excepción. Son los nacidos en los años ochenta y primera mitad de los noventa. En nuestro país su número refleja el descenso de la natalidad de esos años, parcialmente compensado por la llegada de inmigrantes. Son inconformistas, lo cuestionan todo. Todavía están en proceso de incorporarse al mercado de empleo. La tecnología forma parte de su vida desde niños. Son la generación de la colaboración, la conectividad permanente y la globalización, pero también la generación del calentamiento global, el colapso de la burbuja inmobiliaria y ya veremos qué más cosas.
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