‘@wallybock There was a time when breathless gurus- [LIKE ME] idiots [LIKE ME] said «flat orgs» would have no middle mgrs.
7:03 PM Mar 22nd via web in reply to wallybock’
Esta entrada en Twitter publicada por @tom_peters el mes pasado hace referencia a una cuestión de la que ya hemos tratado en este blog en otras ocasiones: el papel de los mandos intermedios en las organizaciones del futuro.
Frente a los que hace un par de décadas auguraban la devaluación de su rol en unas estructuras cada vez menos jerarquizadas, hoy en día la opinión mayoritaria de los investigadores resalta la importancia de estos cuadros en cuanto intérpretes, «vendedores» y ejecutores de los cambios que se deciden en la cúpula de la organización.
Ya en 2001, en un artículo en la Harvard Business Review, Quy Nguyen Huy, reivindicaba la fundamental contribución que los mandos intermedios pueden hacer a la transformación de las organizaciones desde cuatro ángulos distintos:
- generando ideas emprendedoras que podrían llevar a la práctica sólo con que se les escuchase,
- movilizando y aprovechando las redes informales de relaciones que determinan que un cambio sea un éxito o un fracaso,
- tomando el pulso y sintonizando con las actitudes y necesidades emocionales de los empleados,
- gestionando la tensión entre continuidad y cambio, apartando a la compañía tanto de la inercia como del caos.
Sin embargo, qué pocas empresas ven en sus mandos intermedios a quienes podrían ser los mejores embajadores de su organización del futuro.
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