Ayer y hoy he podido asistir a algunas de las ponencias del Forum Mundial de Gestión de Personas que se ha celebrado en el Hesperia Tower de Barcelona (en la foto).
El lunes, por problemas de agenda, me perdí la intervención de Peter Senge, el plato fuerte del evento, y también la de la medallista olímpica Theresa Zabell. Sin embargo pude asistir a la del profesor de la London Business School Nigel Nicholson que nos habló de desarrollo directivo. Nos explicó como uno de los principales desafíos de los líderes de hoy es intentar conseguir una correspondencia entre sus cualidades, las situaciones a que deben enfrentarse, y los procesos que utilizan, y como, dado que el entorno, los mercados y la organización cambian a un ritmo superior a la velocidad con que ellos pueden desarrollar sus cualidades, en la práctica se ven obligados a actuar en un escenario de desequilibrio permanente.
Asimismo, el profesor Nicholson aprovechó su ponencia para desmitificar las virtudes de la meritocracia, evidenciando sus limitaciones y las consecuencias disfuncionales a las que puede llevar la aplicación extrema de este principio. Me gustó también la idea del líder como narrador de historias. Según Nicholson todo líder debería ser capaz de contar una buena historia sobre cuatro cosas: a) quién es y por qué está aquí, b) quiénes somos (como organización) y qué representamos, c) hacia dónde vamos y por qué, y d) por qué debemos cambiar.
Afortunadamente esta mañana tenía la agenda más tranquila y he podido asistir a todas las ponencias.
En primer lugar, Sir Ken Robinson nos habló de lo diferentes que son nuestras vidas respecto a las de las generaciones que nos han precedido, y de lo poco preparados que estamos para los tiempos de revolución que nos ha tocado vivir. Nos mostró como lo que en apariencia es un desierto puede esconder muchísima vida bajo su superficie y, a partir de esta metáfora, nos transmitió la importancia de descubrir cual es el «elemento» (todos tenemos uno) donde nos sentimos «como pez en el agua» y donde podemos demostrar y aprovechar al máximo nuestro potencial. En este sentido nos habló también del papel del líder como facilitador del desarrollo de las habilidades creativas de los miembros de la organización, y de su responsabilidad como impulsor de una cultura de la innovación.
A continuación, el Dr. Alonso Puig, tras poner en evidencia que el cerebro humano funciona no en base a lo que es capaz, sino en base a aquello para lo que lo hemos programado, nos animó a aprovechar las segundas oportunidades que se nos presentan en la vida para reencontrarnos con nosotros mismos y abrirnos a la posibilidad de que los techos que nos limitan sean, en realidad, techos de cristal que es posible romper. Concluyó su charla con tres interesantes recomendaciones para poder tener éxito en este empeño: a) comienza de donde estés y con lo que tengas, b) entrena cada día, y c) aléjate de los «agujeros negros».
Finalmente, Andy Cohen utilizó la magia para ilustrar como nos dejamos llevar por nuestras suposiciones y como en numerosas ocasiones actuamos como si esas suposiciones fuesen una verdad absoluta en lugar de una simple creencia. Me gustó su frase: «cuando todo el mundo piensa de la misma manera es que nadie está pensando».
Aunque lo mejor de estos eventos es que no solo se aprenden cosas en las ponencias. En concreto, y teniendo presente que la audiencia estaba formada mayoritariamente por directivos del área de RR.HH., hubo dos detalles que me resultaron especialmente significativos: Primero, el elevado número de asistentes que necesitaban recurrir a la traducción simultanea para poder seguir a los ponentes que hablaban en inglés. Segundo, la presencia entre los expositores que promocionaban sus servicios de un productor de jamones de Jabugo, lo que en un evento dedicado a la gestión de personas se me antoja un curioso -aunque al mismo tiempo revelador- maridaje. ¿No os parece?
Imagen Jaime Silva bajo licencia Creative Commons