En este video encontraréis una interesante entrevista con Amy Edmondson, profesora de la Harvard Business School. Habla del fracaso, de lo poco que nos gusta, y de lo mal que habitualmente lo gestionamos en las organizaciones.
Conocemos muchos directivos que se saben la teoría de memoria y que nos dirán que de los fracasos se puede aprender un montón. Sin embargo, si observamos su comportamiento veremos que, en la práctica, les cuesta mucho ser tolerantes con los errores, ya que, en el fondo, temen que esto pueda provocar peores resultados. Un argumento que puede ser cierto en un escenario predecible, donde lo que hay que hacer, quien lo hace, y como se hace responde a estándares que apenas varían a lo largo del tiempo. El problema es que, hoy en día, el entorno donde compiten la mayoría de las empresas es cualquier cosa menos estable, y en un entorno así la capacidad de aprender rápido de los fracasos, y de superar con agilidad los obstáculos, es clave para la supervivencia de una organización.
La profesora Edmondson nos propone que experimentemos, que provoquemos fracasos «inteligentes», de los que poder aprender; que invirtamos tiempo en explicar a nuestros colaboradores el significado del trabajo que realizan y el valor de los fracasos; que seamos benevolentes con los «mensajeros» de los fallos, para evitar que éstos se oculten por temor a represalias; y que implantemos en nuestras organizaciones mecanismos -estructuras y procesos- que faciliten el análisis post-mortem de esos fracasos y el aprendizaje colectivo.
Uno que tiene esto muy claro es el fundador de Amazon, Jeff Bezos, que hace algún tiempo definía así las claves del éxito de su empresa:
«Our willingness to be misunderstood, our long-term orientation, and our willingness to repeatedly fail are the three parts of our culture that make doing this kind of thing possible».
Imagen Maggie Munoff bajo licencia Creative Commons