Existe un debate sobre la cuota de responsabilidad que las escuelas de negocios -a través de los valores que transmiten a sus alumnos- tienen en la crisis económica que padecemos. En esta línea Garth Saloner, decano de la Graduate School of Business de la Universidad de Stanford, opina en esta entrevista para The McKinsey Quarterly que la crisis debería llevar a las escuelas de negocios a reflexionar si los principios que están inculcando a quienes están llamados a ser los dirigentes empresariales del futuro son los correctos y, sobre todo, si estos valores van a seguir siendo válidos en el entorno post-crisis.
Saloner habla también de como el curriculum de la prestigiosa escuela de negocios que dirige se está transformando para adaptarse a los profundos cambios que está experimentando el mercado. Señala que si bien disciplinas como las finanzas o la gestión de la cadena de suministro se han ido estandarizando y hoy en día resulta relativamente fácil para una empresa adquirir estas competencias, es la habilidad de trabajar con otros y a través de otros -las denominadas «soft skills»- lo que en una situación de crisis marca la diferencia y además lo que más escasea en el mercado. En la entrevista, Saloner explica como en Stanford emplean simulaciones para que sus estudiantes puedan desarrollar esas habilidades mientras experimentan situaciones similares a las que se encontrarán en sus trabajos como directivos. También el énfasis que ponen en desarrollar el entendimiento del entorno, el pensamiento crítico, y la competencia intercultural de sus alumnos.
Saloner es consciente de que lo que está en juego es la credibilidad de la institución, así que, como dijo Lampedusa: «Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi»