Todo apunta a que las empresas tienden hacia fórmulas organizativas y modelos de generación de valor económico basados en la colaboración, la transparencia, y la autoorganización, más que en la jerarquía y el control.
Tiene su lógica. En un contexto complejo e incierto las empresas necesitan poseer una mayor variedad de capacidades que en un entorno estable, pero también mecanismos para «activar» con rapidez estas capacidades cuando resulta necesario. De ahí la tendencia hacia soluciones organizativas más flexibles y abiertas (orgánicas, modulares, celulares, en red… ) que, en un entorno en continuo cambio, proporcionan una mayor capacidad de maniobra que los modelos tradicionales, más rígidos y estancos.
Sin embargo, es raro el día que no tenemos oportunidad de comprobar como, ahí fuera, esta tendencia choca frontalmente con los valores y la forma de dirigir de algunos ejecutivos y empresarios cuyo comportamiento -por mucho que hayan estudiado en escuelas de negocios de prestigio- sigue presidido por lemas como «ordeno y mando», «piensa mal y acertarás», «divide y vencerás» y otros del estilo.
Quiero pensar que, al final, la lógica del mercado se impondrá y estos «dinosaurios» no tendrán más remedio que adaptarse o extinguirse, aunque mucho me temo que cuando esto suceda para algunas organizaciones ya será demasiado tarde…
Imagen Andy-Matthews bajo licencia Creative Commons
Pérmiteme que conserve la esperanza en los efectos beneficiosos del desarrollo tecnológico, el relevo generacional, la incorporación de la mujer al empleo, los desequilibrios entre oferta y demanda en el mercado de trabajo, o incluso la propia crisis económica. Sigo creyendo que veremos algunos cambios, aunque también es posible que peque de ingenuo y acabe dándote la razón.
Un abrazo :-)
Confío que estés abierto a la polémica, y que aceptes que la "polémica", lejos de ser una manera de enfrentarse, es una forma de acercamiento.
Hace varios meses escribí en una "carta abierta" a una talentosa amiga que "El cambio y un giro del ethos dominante hacia modelos (sociales) horizontales y flexibles no es una «demanda» (exclusiva) de las nuevas generaciones”. La división generacional, Santi, no explica el atroz modelo vertival y despótico que domina en las organizaciones (públicas y privadas contemporáneas).
Hoy, esos "viejos carcamanes" que imponemos rígidas estructuras y atrofiamos la fresca creatividad de los más jóvenes, pertenecemos mayoritariemante a la "Generación Babyboom" que no ha sido ni peor ni mejor que la X —que nos ha sucedido, o la Y —a la que pertenecen la mayoría de nuestros empleados (también llamada Eistein).
Nosotros, los "antiguos" Babyboomers", no nacimos "viejos carcamenes; nos fuimos transformando poco a poco en esos dinosaurios… Más bien hemos sido bastante más revulsivos que quienes nos suceden, en términos culturales (los hippies) y proactivos (Mayo Francés 1968).
A tu esperanza que tu enarbolas en este post(que anhelo con una fuerza que ni te imaginas para el bienestar y calidad de vida mis hijos y nietos), yo contrasto mi experiencia: la «Generación Y» también será dirigente de la «generación Yb» y no creo que cuando madure quiera jugar un juego muy diferente al que venimos jugando en los últimos 100 años de la evolución económica signados por la "competencia a ultranza".
¿Por qué polemizo contigo, sin conocernos previamente? Tu apreciado enlace en twitter (te agradezco el honor) me llevó a recorrer tu blob. Lo hago habitualmente con todas las personas que se me acercan. Procuro aprender cómo ven lo mismo que yo veo desde otra perspectiva. En tu blog, en particular, me detuve en este post… no porque sea el mejor… todo lo contrario ;)…
Más bien, Santi, expresa lo que yo creía cuando tenía 20 o 25 años… y ahora, con algo de tristeza, veo lo lejos que me encuentro de mi ideal empresario.
Gracias por tu tolerante escucha. Un cordial, sincero, abrazo
Coincido en gran medida. La aplicabilidad de los modelos organizativos depende en buena parte del contexto económico, social, político de la empresa; como también depende de su entorno competitivo (no es lo mismo intentar ganarse el pan en un coto cerrado que hacerlo en un mercado globalizado), y de la capacidad y los valores de sus líderes y empleados. Es una cuestión geográfica (regional) pero también sectorial y -cada vez más- una cuestión demográfica. No hay más que ver el choque que se produce en algunas empresas entre los valores y principios de sus lideres y los de sus empleados de la llamada "generación Y"
¿Te has preguntado si existe una razón (lógica o irracional) que fundamente tu deseo? ¿Se trata de una "lógica del mercado" algo que como tu bien dices "no tenemos oportunidad de comprobar, ahí afuera, esta tendencia choca frontalmente con…"?
Parece ser que no es una "lógica del mercado", sino de un modelo con buen fundamento teórico pero de relativa aplicabilidad (dependiendo de los contextos socioeconómicos y factores culturales endógenos y exógenos regionales). Quizás funciona en Silicon Valley, pero no en Madrid, ni en Buenos Aires porque las condiciones ambientales son diferentes.
El problema es cuando se admira lo que ocurre en Silicon Valley y se cree que se pueden replicar sus modelos de gestión empresarial así como así, sin más que con el deseo de hacerlo.