Llevo ya años experimentando en mi trabajo como el mundo se hace más pequeño conforme caen las barreras a la libre circulación de mercancías, servicios, capitales, personas e ideas, pero no ha sido hasta hace unos días cuando un correo electrónico en mi bandeja de entrada me confirmó que lo que afirma Thomas Friedman en su best seller The World is Flat es cierto: definitivamente el mundo se ha vuelto plano.
Estaba revisando correos pendientes cuando le llegó al turno a uno de remitente desconocido. La persona que lo enviaba resultó ser una joven de la India. Su nombre es Nimisha. Trabaja en una fábrica de tractores en el norte de ese país, en el departamento de recursos humanos. En su mail me contaba que estaba preparando un trabajo de investigación y una presentación para su acceso a la NHRDN (National Human Resources Development Network), la asociación india de profesionales de dirección y gestión de personas. Su «paper» se titulaba «Managing cross cultural sensitivities and conflicts» (gestionando sensibilidades y conflictos interculturales). Investigando en internet había descubierto que en nuestra «boutique» hemos organizado seminarios sobre relaciones interculturales y me pedía si le podía dar feedback sobre el documento que había preparado y proporcionarle algunos materiales de apoyo para enriquecer su presentación. Por supuesto accedí encantado. En cuestión de horas Nimisha tenía mi feedback y los materiales que necesitaba para terminar su trabajo.
Ahora cuando recuerdo este efímero episodio de colaboración virtual pienso en la frase que incluía Nimisha en la firma de sus mails: «You can have everything in life that you want if you will just help enough other people get what they want» (En la vida puedes tener todo lo que deseas si ayudas a otra gente a conseguir lo que quieren). Toda una declaración de principios en los tiempos que corren.
Imagen Jenn-Calder bajo licencia Creative Commons