Los avances tecnológicos y la caída de las barreras al comercio han facilitado que la globalización se haya convertido en un fenómeno imparable. Cada día más empresas se deciden a fabricar en China, abrir un centro de atención al cliente en Latinoamérica o una unidad de desarrollo de software en Bangalore, mientras que sus directivos deben dedicar una parte cada vez mayor de su tiempo a relacionarse con personas con diferentes culturas y mentalidades situadas en distintas partes del mundo.
En un reciente artículo publicado en BNET, Kelly Pate Dwyer nos da varias claves para gestionar con eficacia esos equipos humanos geográficamente dispersos:
PRIMERO. Empezar por uno mismo. Valoremos si reunimos las cualidades que debe poseer cualquier ejecutivo que tenga que gestionar equipos remotos. A saber: pasión para transmitir energía, disponibilidad para mantener la comunicación abierta, paciencia para dedicar al grupo el tiempo necesario y fiabilidad para inspirar confianza en los miembros del equipo.
SEGUNDO. Asegurarnos de que el equipo está formado por personas capaces de trabajar bien a distancia y ser productivas sin apenas supervisión. Personas automotivadas, disciplinadas y con una buena expresión escrita (e-mail y mensajería instantánea se han convertido en la herramientas estándar de comunicación).
TERCERO. Aprovechar las posibilidades que aportan las nuevas tecnologías y encontrar cuáles son las más adecuadas teniendo en cuenta las tareas a desarrollar por los miembros del equipo y sus características personales.
CUARTO. Si la comunicación es un problema para la mayor parte de las empresas, cuando los miembros del equipo están dispersos la cosa se complica aún más. Es importante establecer rutinas de comunicación y ser sensible a las preferencias de cada individuo.
QUINTO. Crear una identidad común basada en relaciones sólidas que favorezcan la motivación, la colaboración y la productividad. Es importante que el jefe cultive las relaciones con sus colaboradores remotos, pero también que se preocupe de fortalecer las relaciones entre los miembros del equipo. Para ello nada como invertir tiempo y diseñar instrumentos de recompensa y reconocimiento que apunten en esa dirección.
SEXTO. Gestionar por resultados, centrándose en la calidad del trabajo de los empleados remotos y no tanto en su estilo para llevarlo a cabo. Establecer expectativas y objetivos claros, solicitar informes periódicos y saber formular las preguntas adecuadas también será de ayuda.
Imagen David bajo licencia Creative Commons