En el último número de la revista Strategy + Business, editada por Booz Allen Hamilton, publican una interesante entrevista con Alvin Toffler, uno de los grandes futurólogos de las últimas décadas, que en 1970 ya decía que el futuro estaría marcado por la abundancia de información, una aceleración de los avances tecnológicos y profundos cambios sociales que harían que muchas personas sintiesen que el futuro les ha llegado antes de tiempo.
El caso es que Toffler –o mejor dicho los Toffler, ya que su mujer colabora activamente en sus obras– han publicado recientemente un nuevo libro titulado «Revolutionary Wealth».
El libro trata sobre la creación de riqueza en el futuro y parte de que una proporción cada vez mayor de la actividad económica mundial se produce sin necesidad de un intercambio monetario. Ejemplos en este sentido no faltan: ahí están el desarrollo del trabajo voluntario, el software «open source», la web 2.0, los trueques, etc. …
Según los autores, estamos ante un cambio radical en la forma en la que se crea la riqueza cuyas implicaciones están siendo minusvaloradas por muchos economistas, que siguen viendo la economía monetaria como un sistema cerrado a pesar de que las interconexiones entre las actividades que la gente hace empleando dinero y lo que hacen sin utilizar dinero no paran de multiplicarse.
En paralelo, estamos en un mundo en continua transformación donde la competitividad de las empresas depende cada día más de su capacidad de innovación. En consecuencia, asistimos a un crecimiento exponencial del valor de los activos intangibles, entre los que destaca el conocimiento. Un activo que por más que se usa no se agota, que es promiscuo –en la medida que gusta de arrimarse y mezclarse con otros conocimientos–, y que puede almacenarse en espacios cada vez más pequeños y más baratos.
Dos tendencias a las que se suma una creciente desincronización entre avances tecnológicos y sociales de un lado e instituciones, gobiernos, y sistema educativo del otro. Una desincronización que siempre ha existido, y que cuando es moderada es positiva –ya que es lo que permite la competencia e incluso puede favorecer la innovación–, pero que cuando es excesiva, como sucede ahora, puede poner en jaque a empresas, a sectores o incluso a economías enteras.
Hay conocimiento formal que es el que nos brindan los sistemas de educación, pero el mejor conocimiento es el que nos permite lograr cualquier cosa que deseamos, esa información está disponible en el libro "YO SOY FELÍZ, YO SOY RICO" de Andrew Corentt, excelente oportunidad de lograr objetivos de cualquier tipo, visiten:
http://www.corentt.com/Mi_Libertad_Comienza_hoy.htm?hop=marsalinas
Hola Santi,
Está claro que la sensación de intoxicación por información es por un motivo lógico y es que todo trabajador del conocimiento entiende que su trabajo es precisamente conocimiento…pero no es algo nuevo decir que las personas caminan a convertirse en el activo más valioso, por no decir el único valioso!!, de todos los que conforman el patrimonio empresarial.
Enhorabuena por el post…