Como autor de un libro sobre el tema no puedo menos que alegrarme y felicitar al Foro Económico Mundial y a McKinsey & Co. por su iniciativa de impulsar el que han bautizado como el World Economic Forum Resilience Consortium, un consorcio público-privado de gobernantes, directivos empresariales y líderes de organizaciones internacionales para “acelerar la acción colectiva y permitir una mayor inversión sistémica en los factores que impulsan la resiliencia global”.
¿Por qué esta iniciativa?
El business case de este proyecto lo encontraréis en el documento Resilience for Sustainable, Inclusive Growth al que podéis acceder desde este enlace.
Según estudios llevados a cabo por el Foro Económico Mundial, en función de cómo los líderes mundiales respondan a los muchos desafíos a que se enfrentan, incluido el cambio climático, la transición energética, las interrupciones en la cadena de suministro, la disponibilidad de atención médica y las desigualdades raciales, de género y de ingresos, pueden producirse variaciones en el crecimiento económico global de entre el 1% y el 5%.
Pero no nos engañemos, lo que en realidad está en juego no son solo esos cuatro puntos de crecimiento del PIB, sino el rumbo futuro del planeta, las economías y las sociedades. Esta es la razón de que, en otro lugar del documento, los impulsores de esta iniciativa se refieran a la resiliencia como “LA postura estratégica para lograr un crecimiento sostenible, inclusivo y de largo plazo” en un entorno altamente turbulento.
Objetivos
El consorcio, que estará dirigido por un Comité Directivo compuesto por un grupo dedicado de líderes del sector público y privado de todas las industrias y geografías, nace con cuatro objetivos:
Uno. Desarrollar un marco de resiliencia común para las organizaciones del sector público y privado que pueda ayudarlas a lograr un crecimiento más sostenible e inclusivo.
Dos. Desarrollar un entendimiento compartido de los factores que impulsan la resiliencia y una agenda de la resiliencia priorizada para alinear los enfoques y esfuerzos de los sectores público y privado.
Tres. Identificar posibles alianzas público-privadas para construir sociedades y economías más resilientes y tomar medidas comunes para apoyar el crecimiento sostenible e inclusivo, priorizando inversiones y escalando soluciones que ayuden a mitigar los riesgos de futuras crisis.
Cuatro. Usar posiciones de liderazgo en los sectores público y privado para abogar por un cambio cultural en las organizaciones y sociedades que las aleje de respuestas a corto plazo y de enfoque limitado hacia la creación de valor a largo plazo.
Aprender de la experiencia
Una postura resiliente consiste, sobre todo, en mirar hacia el futuro, anticipando la disrupción en lugar de simplemente reaccionar cuando se produce, y revisando continuamente el rumbo en función de la experiencia. No obstante, las organizaciones impulsoras esperan que el consorcio aproveche cinco lecciones clave aprendidas de crisis pasadas:
A. La gestión de las disrupciones define el crecimiento sostenible más que la gestión de la continuidad.
B. Las grandes crisis evolucionan a través de categorías y no tienen soluciones de un solo punto.
C. Las redes ocultan interdependencias que pueden acelerar las crisis (aunque también la recuperación).
D. Las respuestas inadecuadas y la falta de preparación pueden multiplicar los daños que provocan las crisis.
E. Las crisis afectan desproporcionadamente a los más vulnerables de una sociedad.
Un marco común para la resiliencia de economías y sociedades
Las organizaciones impulsoras de esta iniciativa defienden que un enfoque coordinado y sistemático de la resiliencia requiere la elaboración de un marco común en materia de resiliencia similar a los criterios de gobernanza medioambiental y social (Environmental & Social Governance – ESG) que se utilizan para evaluar en qué medida una compañía persigue objetivos sociales más allá de la maximización de beneficios para sus accionistas.
Este marco común en materia de resiliencia proporcionaría a las organizaciones un lenguaje, estructura y objetivos comunes en este ámbito, además de orientación sobre cómo proteger y mejorar la sostenibilidad y la inclusión en un escenario caracterizado por crisis y perturbaciones cada vez más frecuentes.
Según los impulsores, otro aspecto en común de ese futuro marco para la resiliencia con los criterios ESG es que deberá estar respaldado por capacidades de evaluación y medición que permitan a los gobernantes y a los líderes empresariales comprender y sopesar los costes y beneficios de las acciones que puedan imaginar para desarrollar la resiliencia de organizaciones, economías y sociedades.
El secreto está en el sistema
En cualquier caso, entre los aspectos de esta iniciativa que más me resuenan destacaría el enfoque sistémico con que sus impulsores creen que hay abordar el tema de la resiliencia. ¿Os suena la idea?
Las organizaciones impulsoras del World Economic Forum Resilience Consortium asumen que las grandes crisis no son eventos que se pueden confinar en categorías, sino que a menudo afectan a interdependencias ocultas que multiplican y aceleran su impacto, a medida que traspasan disciplinas y áreas de responsabilidad. Entienden también que las respuestas de los diferentes actores públicos y privados a los problemas primarios que desencadenan las crisis producen efectos secundarios y terciarios que, con frecuencia, dan lugar a nuevos problemas..
De ahí su énfasis en la necesidad de responder a las crisis y a los efectos de esas reacciones en cadena con conjuntos dinámicos de soluciones correlacionadas que sea posible ajustar a medida que evolucionan las condiciones, en lugar de a través de acciones aisladas que ignoran esas interconexiones. De ahí la importancia que dan a que los actores privados y públicos actúen juntos para desarrollar soluciones que se refuercen mutuamente. Y de ahí que consideren que una mejor comprensión de las redes y las conexiones que existen entre los diversos elementos que componen las economías, las sociedades y los sectores globalizados es un requisito clave de la resiliencia.
Una perspectiva sistémica que también se refleja en los temas específicos sobre los que trabajará el consorcio que, en principio, serán los mismos siete temas, todos ellos con profundas implicaciones transversales para las empresas, la economía y la sociedad, en los que el Foro Económico Mundial centra sus actividades e iniciativas frente a los desafíos de las crisis y disrupciones actuales:
> Clima, alimentos y naturaleza
> Personas, educación y resiliencia de las organizaciones
> Salud
> Desarrollo económico sostenible
> Comercio y cadenas de suministros
> Resiliencia digital, confianza e inclusión
> Capacidad financiera y de gestión de riesgos
Ha llegado el momento de actuar
Convencidos de que las decisiones políticas y los compromisos financieros que se adopten hoy determinarán el rumbo futuro del planeta, las economías y las sociedades, los impulsores de esta iniciativa nos transmiten su compromiso a dar forma a una nueva agenda de la resiliencia basada en la adaptabilidad y la decisión. Según ambas instituciones, una visión compartida e integral de la resiliencia y sus factores impulsores ayudará a los responsables políticos y líderes empresariales a reconocer las oportunidades y actuar para sentar las bases de un crecimiento global sostenible e inclusivo a largo plazo.
Estaremos atentos a la evolución de este proyecto.
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Imagen Eric Tessmer bajo licencia Creative Commons