A consecuencia del fenómeno de la globalización, los avances tecnológicos, los cambios demográficos y la eclosión de la denominada «economía del conocimiento», la batalla por el talento se ha recrudecido en los últimos años. Aún así, a pesar de que la mayoría de empresas piensa que atraer, motivar y retener el talento es un desafío de primer orden, y que las inversiones en procesos y sistemas de gestión de recursos humanos se han multiplicado, pocas compañías están debidamente preparadas para esta batalla. Todavía son muchas las que abordan este tema como un problema táctico en lugar de verlo como un elemento ineludible de cualquier estrategia corporativa.
A este respecto, en un reciente estudio de McKinsey & Co. titulado Making Talent a Strategic Priority se enumeran los 7 principales obstáculos a una buena gestión del talento:
- La alta dirección no dedica suficiente tiempo (de calidad) a la gestión del talento.
- Existen silos en la organización. No se favorece la colaboración ni que se compartan recursos.
- Los mandos no están suficientemente comprometidos con el desarrollo profesional de sus empleados.
- Los mandos no quieren hacer distinciones entre los empleados en función de su desempeño.
- No se involucra lo suficiente a la alta dirección en la definición de la estrategia de gestión del talento.
- La alta dirección no se preocupa de alinear la estrategia de gestión de personas con la estrategia de negocio.
- Los mandos no gestionan de forma eficaz los casos de desempeño deficiente, incluso cuando es crónico.
Imagen Jeremy-Nicholson bajo licencia Creative Commons