Leo en BNET un artículo de Jennifer Alsever titulado «The New Human Resources». En él se aportan varios ejemplos de empresas visionarias que se han apuntado al carro del «crowdsourcing» y han implantado soluciones organizativas imaginativas, basadas en la colaboración con agentes externos, que les han permitido incrementar su capacidad de resolución de problemas a unos niveles de coste asombrosamente bajos. Me quedo con dos:
Chipotle, una cadena de comida mexicana con sede central en Denver. Nunca se habían anunciado en televisión hasta el pasado otoño, cuando decidieron lanzar un concurso, dirigido a estudiantes, solicitando propuestas de anuncios para la cadena. La empresa no dio unas directrices demasiado rígidas: algunos gráficos y poco más. El resultado no se hizo esperar. Gracias a MySpace y YouTube, los 60 vídeos participantes sumaron un total de 17,3 millones de vistas en sólo tres semanas y uno de ellos, titulado «Dady», superó los 8 millones de vistas. Los ganadores del concurso compartieron un premio de 50,000 dólares mientras que Chipotle recibía publicidad por valor de varios millones.
Threadless. Fundada por Jacob DeHart y Jake Nickell en el año 2000. Esta empresa de camisetas, que ya factura 14 millones de dólares, se ha desarrollado gracias a la participación de los miembros de una comunidad on-line que pueden enviar a la empresa sus propios diseños, votar entre más de mil diferentes modelos y decir si estarían dispuestos a comprar esas camisetas. Desde el principio, DeHart y Nickell se han dedicado intensamente a cultivar lazos con diseñadores on-line, los grandes dinamizadores de la comunidad de usuarios de Threadless. Siete años después el modelo ha demostrado ser un éxito. Todas las camisetas que han lanzado se han vendido completamente en menos de 6 meses. Todo un récord.
Imagen stirwise bajo licencia Creative Commons