Todos intuimos que la gestión del talento es más compleja y resulta más crítica para una empresa global que para una que opere en un único mercado. En este sentido, una encuesta realizada recientemente por McKinsey & Co., con la participación de más de 450 directivos de 22 empresas globales, confirma que existe una correlación importante entre los resultados económicos de esas empresas -expresados en términos de beneficio (EBITDA) por empleado- y la adopción de una serie de prácticas para la gestión global de su capital humano.
La encuesta revela que los beneficios por empleado están especialmente correlacionados con a) la utilización de procesos de gestión del desempeño -en particular de evaluación del talento- coherentes desde una perspectiva global, b) una gestión proactiva de la diversidad cultural de la plantilla, y c) el desarrollo de líderes globales a través de asignaciones en diferentes países y unidades de negocio.
No obstante, el estudio de la consultora también revela que existen barreras. Por ejemplo, todavía son pocas las empresas que se preocupan por dar una respuesta satisfactoria al «día después» de sus expatriados, o por crear mecanismos que permitan capturar y compartir el conocimiento adquirido por esos profesionales en sus asignaciones internacionales.
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Entonces, no se trata de exprimir mas a los seres humanos, es cuestión de exprimir-l/n-os mejor.
Bien, yo como recomendación y beneficio social en especie, propondría regalar un desfibrilador portátil a cada empleado, para que en caso de infartazo, lo usen y así no falten a la próxima reunión de trabajo. El directivo, agradecido por haberle salvado la vida con el desfibrilador, se entregaría en cuerpo y alma.
¡Es broma!
¡Que nadie se lo tome en serio!