La Vanguardia publicaba ayer un artículo de Nuria Peláez sobre algunos de los efectos que la «crisis» está teniendo en el mercado de empleo: Ante la abundancia de candidatos entre los que escoger las empresas están ofreciendo salarios más bajos que hace un año (entre un 8% y un 18% menores en el caso de puestos directivos), mientras que los trabajadores rebajan sus pretensiones y aceptan ofertas que antes rechazarían. Cómo estará de mal la cosa que el 74% de los españoles dice que aceptaría cambiar de residencia por un trabajo. Lo nunca visto.
Lo cierto es que ya sean headhunters, abogados laboralistas, agencias de selección, portales de empleo, escuelas de negocios, o directores de RR.HH., hable con quien hable todos coinciden: el mercado de trabajo está sufriendo un profundo ajuste. Sin embargo me pregunto si todo es cosa de «la crisis» o hay algo más …
Por el lado de la demanda de trabajo es evidente que en el mercado «se negocian» menos vacantes que hace unos meses. No hay más que mirar las estadísticas de los principales portales de empleo. Ante un futuro lleno de nubarrones los trabajadores se lo piensan dos veces antes de dejar un empleo voluntariamente. Muchos consideran más prudente pasar la tormenta a resguardo y dejar las aventuras para más adelante. Por su parte, las empresas también se lo piensan mucho más a la hora de reemplazar una vacante. Algo muy entendible si a la incertidumbre se añade el hecho que España es uno de los mercados de trabajo más rígidos del mundo desarrollado.
Mientras tanto, por el lado de la oferta nos encontramos con un aumento del número de parados a los que se suma un creciente número de profesionales que, aun estando en activo, empiezan a ponerse nerviosos ante las malas perspectivas económicas de sus empresas, y husmean el mercado en busca de una tabla de salvación a la que poder dar el salto antes de que sea demasiado tarde. A este respecto me resulta muy indicativo ver como crece la cantidad de solicitudes de Linkedin que recibo de desconocidos.
Creo que no hace falta explicar qué sucede en cualquier mercado cuando a un aumento en la oferta se suma un descenso en la demanda…
Sin embargo, a pesar de que la realidad es la que es, tengo la sensación de que, al prestar tanta atención a la crisis, estamos perdiendo de vista el profundo efecto transformador que otras fuerzas, como la globalización o el desarrollo tecnológico, están ejerciendo sobre el empleo.
Por ejemplo: ¿Qué supone para el mercado de trabajo que ahora podamos acceder a información sobre empresas y candidatos de todo el mundo, y sin necesidad de intermediarios? ¿Cuáles van a ser las consecuencias en el empleo de la proliferación de nuevas fórmulas organizativas, más permeables y flexibles, que se benefician del descenso en los costes de transacción? ¿Qué pasa con los avances tecnológicos que, en la economía del conocimiento, nos permiten aprovechar el talento de los mejores profesionales del planeta sin necesidad de que estos se muevan de sus países de origen?
Imagen Lucas Jans bajo licencia Creative Commons