Hoy en día muchas empresas disponen de su propio código ético. Casi siempre está escrito utilizando un vocabulario jurídico, difícil de entender para la mayoría de las personas que forman la organización. Algunas empresas lo incluyen en su web, porque piensan que es bueno transmitir al mercado la idea de que se rigen por sólidos principios morales. Otras lo entregan a todos los nuevos empleados cuando se incorporan a la compañía como parte del proceso de acogida. Sin embargo, muchas veces el código ético se queda en un documento que cría polvo en las estanterías o que acaba entre los archivos menos visitados de la intranet corporativa.
Dan y Chip Heath explican hoy en Fast Company la idea que tuvo Russ Berland, Chief Compliance Officer de BearingPoint, cuando recibió la misión de rediseñar el programa de formación sobre principios éticos de la firma, precisamente porque no acababa de calar en la organización: convertir el código ético de la empresa en una serie de televisión.
En un fin de semana grabaron una serie de diez episodios, ilustrando diferentes situaciones en las que la ética profesional puede quedar en entredicho: abusos de poder, engaños a clientes, conflictos de intereses, notas de gastos irregulares,… La idea fue todo un éxito. Cada lunes se emitía un nuevo episodio. Para los consultores era muy fácil identificarse con las situaciones representadas, así que mucha gente se enganchó enseguida a la serie. Tal era el interés que suscitó que miles de empleados visitaban cada viernes el servidor donde se colgaban los vídeos antes de ser emitidos.
Valga como muestra este vídeo con los ‘mejores momentos’ de la serie:
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