Me resulta muy inspirador este video en el que Daniel H. Pink, autor de «Drive. The Surprising Truth About What Motivates Us«, desafía el paradigma, todavía dominante en muchas organizaciones, de que lo que motiva a las personas es la esperanza de ganar una recompensa económica o el miedo a ser penalizado.
Con la ayuda de unos maravillosos gráficos, Pink nos presenta los resultados de una investigación llevada a cabo por profesores del MIT, Carnegie Mellon y la Universidad de Chicago que demuestran que la tradicional idea de que «a mayor recompensa mejor rendimiento» puede ser válida cuando se aplica a trabajos mecánicos, pero es una completa falacia cuando se trata de trabajos de una cierta complejidad intelectual.
En opinión del autor, la mejor manera de utilizar el dinero para motivar a las personas es pagándoles lo suficiente para que se olviden del dinero y se centren en su trabajo. A partir de ese umbral es cuando entran en juego los verdaderos elementos motivadores: la autonomía para trabajar en lo que uno quiere, el deseo de hacer las cosas con maestría, y la necesidad de encontrarle un sentido trascendente a lo que uno hace.
Recientemente, una encuesta realizada por McKinsey & Co. confirmaba lo mismo: que en materia de motivación el dinero no lo es todo.
Los resultados de este estudio, que recoge la opinión de más de mil directivos y empleados, evidencian que la eficacia motivadora de los tres incentivos financieros más valorados (bonus basados en resultados, incrementos salariales y acciones u opciones sobre acciones) está por debajo de la de cualquiera de los principales incentivos no financieros (reconocimiento por parte del jefe directo, atención por parte de los líderes de la empresa, y oportunidades de liderar proyectos).
Después de conocer estos datos no puedo dejar de pensar en la poca frecuencia con que las empresas recurren a esos otros incentivos no económicos frente a los de naturaleza financiera. Especialmente en una época en que las cosas no están como para tirar el dinero. ¿Cuál será el motivo?
Imagen Evan Jackson bajo licencia Creative Commons
Creo que un punto de reflexión es que el "homo economicus", que actúa por motivos extrínsecos (obtener una recompensa o evitar un castigo), existe, pero en las organizaciones también nos encontramos otros tipos de personas. Junto al "homo economicus" conviven personas que actúan por motivos intrínsecos (ej. aprender cosas nuevas), o incluso trascendendentes (hacer cosas buenas para otros). El problema es que, muy a menudo, las empresas ignoran esta realidad y tratan a sus personas como si todas fuesen del primer tipo, fomentando ciertos comportamientos que no siempre son los más beneficiosos a largo plazo.
Creo que ,a veces,cuando el trabajo se realiza en unas condiciones no favorables,ambiente laboral confilctivo,falta de reconocimiento,decisiones inesperadas,inestabilidad,etc…, la única motivación es la económica.
¡Guau! ¡Excepcional vídeo! Gracias por compartirlo…
A ver si se enteran ya los empresarios, porque asi nos va, que pedimos el abaratamiento del despido antes que la fidelización de los trabajadores…ainssss…
Gracias por el video. Es genial.
Muy interesante lo que cuentas y lo que cuenta el video. Lógicamente partes de la idea de que a la gente le gusta lo que hace. El problema es que mucha gente desempeña trabajos con los que no se identifica, por lo que es difícil sentir otra motivación que no sea la puramente económica, o que aporten otro tipo de beneficios (horarios, vacaciones, etc). Desde mi punto de vista, es una cuestión de esfuerzos. No les gusta demasiado su trabajo, por lo tanto se tienen que esforzar más que otras personas a las que les encanta lo que hacen. ¿Cómo ven recompensado este esfuerzo? Recibiendo a cambio lo que consideran justo por dicho esfuerzo. Y siempre, la exigencia es un incremento en el salario. Incluso despreciando otras formas de retribución que no sean económicas por no ser “cuantificables” al esfuerzo. Generalmente, esto acaba convirtiéndose en una pescadilla que se muerde la cola: me esfuerzo en el trabajo, entonces quiero más dinero; me pagan más dinero, me exigen más, por lo que mi esfuerzo ha de ser mayor todavía… es cuestión de tiempo que vuelva a reclamar el “reconocimiento” por mi esfuerzo.
Por otra parte, también sucede para las empresas, que retribuir un salario mayor y de esa forma no considerar variables, hace difícil mantener una estructura de gastos fijos .
Excelente Santiago, tanto el video como el mensaje, gracias por compartir…