Los profesionales de RRHH dicen que están muy ‘quemados’. Es lo que revela una reciente encuesta llevada a cabo entre profesionales de esta función en Estados Unidos y el Reino Unido por Workvivo, una app de experiencia de empleados que inició su andadura en 2017 y que, tras levantar una ronda de financiación de 16 millones de dólares en 2020, ya cuenta con más de un millón de usuarios en todo el mundo y clientes de la talla de Amazon o Mercedes.
De los más de 500 profesionales de RRHH encuestados, el 98% dice haberse sentido ‘quemado’ en su trabajo en los últimos seis meses. Más concretamente, el 97% declara haber sufrido ‘agotamiento emocional’, uno de los tres componentes (junto con el desarrollo de actitudes y sentimientos negativos hacia sus compañeros y la pérdida de confianza en sus propias capacidades para llevar a cabo su trabajo e interactuar con los demás) del denominado síndrome del trabajador quemado o ‘burnout’.
La encuesta señala algunas posibles causas. Por ejemplo, la mitad de los participantes en el estudio cree que su organización no apoya suficientemente a la función de RRHH, mientras que tres de cada cuatro encuestados dicen no tener las herramientas necesarias para hacer su trabajo de forma eficaz.
Un sentimiento de falta de apoyo y recursos que, además, se produce en un contexto en que, a los ajustes de plantilla, los cambios en las formas de trabajar y las exigencias en materia de seguridad y salud laboral que impuso la pandemia de COVID, ahora se añade la escasez de trabajadores que sufren muchos sectores, que en algunos mercados se ve acrecentada por la denominada ‘gran renuncia’.
Debido a estas circunstancias, los profesionales de RRHH de muchas empresas se han visto catapultados a un papel protagonista para el que no todos estaban suficientemente preparados, lo que también puede contribuir a los altos niveles de agotamiento emocional que mencionamos antes, a que solo el 29% de los profesionales de RRHH encuestados diga sentirse adecuadamente valorado en sus organizaciones, y a que el 79% declare estar “abierto” a dejar su trabajo.
Sin duda son unas cifras preocupantes. Sin embargo, cuando, para apreciar mejor su magnitud, las comparamos con algunos de los muchos datos que disponemos acerca de los niveles de burnout que ha experimentado uno de los colectivos que probablemente más directamente y con mayor dureza ha sufrido las consecuencias de la pandemia, como son los profesionales sanitarios, las diferencias que observamos nos sorprenden.
Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en Italia entre profesionales sanitarios en los momentos más duros de la pandemia (Lasalvia et al., 2021) revelaba niveles de agotamiento emocional entre los trabajadores de unidades de cuidados intensivos, enfermeras y residentes del 57%, 49,2% y 34,9%, respectivamente.
Otra referencia es el estudio a gran escala que se realizó entre el 28 de mayo y el 1 de octubre de 2020 entre los trabajadores de 42 organizaciones de atención médica en los Estados Unidos (Prasad et al., 2021), según el cual el 47,7% de los médicos (el 50,5% de los residentes) presentaba síntomas de burnout.
Más recientemente, en abril de 2021, una encuesta del Washington Post y la Kaiser Family Foundation con la participación de 1.327 trabajadores de atención médica de primera línea en los Estados Unidos (Kirzinger et al., 2021) reportaba que el 55% de los trabajadores sanitarios de primera línea sufría ‘burnout’.
Estos datos también encajan con los resultados de una revisión sistemática y metanálisis publicada a principios del pasado año (Ghahramani et al., 2021) que muestra una prevalencia general combinada del ‘burnout’ entre los trabajadores sanitarios del 52% [intervalo de confianza del 95 %, 40–63 %], y una prevalencia del agotamiento emocional del 51 % [IC del 95 %, 42–61 %].
En resumen, mientras los estudios realizados con profesionales de los servicios sanitarios muestran una incidencia del síndrome de burnout y, en particular, del agotamiento emocional en torno al 50%, los datos de Workvivo sugieren que la incidencia de este síndrome podría superar el 90% entre los profesionales de RRHH.
A la espera de nuevos datos que confirmen las inquietantes cifras de la encuesta de Workvivo (si conocéis algún otro estudio sobre el tema os agradeceré si me lo podéis enviar) me pregunto a qué pueden deberse esas diferencias.
¿Tendrá que ver con la metodología con que Workvivo ha llevado a cabo su encuesta? ¿Será que, aunque a primera vista no parezca que sea así, objetivamente los profesionales de RRHH están sujetos a mayores niveles de tensión en su trabajo que los trabajadores sanitarios? ¿O será que los profesionales de RRHH están menos acostumbrados que los profesionales de la salud a soportar elevados niveles de estrés? ¿Será que, como muchos de ellos son responsables de las cuestiones de salud laboral en sus empresas, los profesionales de RRHH tienen una mayor sensibilidad por estos temas? ¿O tendrá que ver tal vez con el nivel de vocación que unos y otros sienten por sus trabajos?
En cualquier caso, el debate está servido.
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Imagen Steven Bevacqua bajo licencia Creative Commons.