La globalización es una de las fuerzas que ha contribuido a la transformación del mundo a lo largo de las últimas décadas. Una de las manifestaciones más destacables de este fenómeno es la globalización de los mercados de trabajo. A pesar de las tensiones geoeconómicas y las disrupciones en las cadenas de suministro que estamos viviendo en los últimos años, la posibilidad de producir con menores costes laborales en otros países, los avances tecnológicos, tendencias demográficas y sociales, y acuerdos internacionales han facilitado los movimientos de empresas y personas entre fronteras y creado una fuerza de trabajo más interconectada y diversa. Los empleadores ya no se limitan a buscar y contratar trabajadores en el país donde tienen su sede, de la misma manera que las personas no se limitan a buscar empleo en la ciudad donde residen.
Ahora, la llegada acelerada de la inteligencia artificial al mundo del trabajo puede alterar el rumbo y la velocidad de esta tendencia. En este artículo exploraremos los efectos de este cambio tecnológico en varias cuestiones directamente relacionadas con la globalización de los mercados de trabajo, como las barreras idiomáticas, el teletrabajo, la automatización de tareas físicas o la formación de los trabajadores.
La globalización de los mercados de trabajo antes de la IA
El actual grado de globalización de los mercados de trabajo es resultado de la concurrencia de varias fuerzas a lo largo de las últimas décadas. Avances tecnológicos como internet o el desarrollo de las redes de comunicaciones móviles han incrementado radicalmente la capacidad de las empresas de coordinar operaciones en diferentes zonas horarias sin apenas fricción, mientras otras innovaciones, como el transporte en contenedores o la disminución del precio del transporte aéreo, han facilitado el movimiento de bienes y personas.
En paralelo, tratados internacionales y acuerdos aduaneros han reducido las barreras al comercio y la inversión, permitiendo una circulación más libre de capital, bienes, servicios y trabajadores a través de las fronteras. Soluciones de diseño organizativo como la externalización o el offshoring también han jugado un papel importante, al permitir a las empresas aprovechar los costes laborales más ventajosos o la existencia de una fuerza de trabajo especializada en otros países. Aunque este proceso también tiene sus sombras. Mientras en algunos países la globalización ha supuesto crecimiento económico y nuevas oportunidades laborales para sus ciudadanos, en otros ha provocado desplazamientos de empleos, un estancamiento de los salarios, desigualdades económicas y tensiones sociales.
Siguiendo con la historia, tal vez el último gran acontecimiento que ha contribuido a la globalización de los mercados de trabajo haya sido el auge del teletrabajo a partir de la pandemia de Covid19. Cientos de miles de personas se dieron cuenta entonces de que podían trabajar desde sus hogares para empleadores de cualquier rincón del mundo, a veces ganando salarios muy por encima de los sueldos de mercado en sus países de residencia. Al mismo tiempo, muchas empresas descubrían las ventajas de esta modalidad laboral, particularmente en un escenario donde disponer de los mejores profesionales puede ser crítico para su competitividad, pero a menudo no les resulta fácil encontrar el talento que necesitan en los mercados de trabajo locales.
Y de repente llegó la IA.
Pero antes, un poco de demografía…
¿Dónde estarán los trabajadores del futuro?
Cuando pensamos en cómo puede evolucionar en los próximos años el fenómeno de la globalización de los mercados de trabajo es importante tener presente algunas tendencias demográficas. En los últimos 100 años la población del planeta se ha cuadriplicado, pero diferentes regiones del mundo viven realidades demográficas muy distintas. Mientras en Japón o en Europa sufrimos un serio problema de envejecimiento de la población que provoca tensiones en nuestros mercados de trabajo y sistemas de previsión social, la mayoría de las economías en desarrollo en África y en el sur de Asia tienen poblaciones mucho más jóvenes que pueden reportarles un valioso “dividendo demográfico” si lo gestionan adecuadamente.
En esa mirada hacia el futuro también debemos tener en cuenta que la conectividad resultado del desarrollo de las comunicaciones móviles y la proliferación de plataformas de formación online ha democratizado el acceso a la educación, posibilitando que cualquier persona con acceso a internet pueda adquirir los conocimientos y habilidades que hoy más demandan las empresas en el mundo.
Asimismo, debemos tener en cuenta los movimientos migratorios que se pueden producir en el futuro, un factor clave en la globalización de los mercados de trabajo. Tradicionalmente, las personas tienden a desplazarse de zonas del mundo con poco trabajo, bajos salarios y alta inseguridad hacia países más seguros, con escasez de mano de obra y mayores salarios. Estos movimientos migratorios alivian las tensiones en los mercados laborales de los países de destino, mientras que las economías de los países de origen pueden beneficiarse de las remesas que los migrantes envían a sus familias y de la experiencia que adquieren, en caso de que algún día esas personas decidan regresar a su patria. Sin embargo, las migraciones también plantean desafíos, como la “fuga de cerebros” que puede comprometer el desarrollo económico de los países de origen, o la integración de los migrantes en los países de destino, un proceso no siempre fácil y que en algunos lugares ha dado pie a movimientos políticos que propugnan endurecer los requisitos para admitir a trabajadores extranjeros.
En este contexto, ¿Qué impacto puede tener la rápida llegada de la inteligencia artificial en la globalización de los mercados de trabajo?
Me voy a atrever a hacer algunas predicciones:
El idioma dejará de ser una barrera (o no lo será tanto)
Durante mucho tiempo las diferencias lingüísticas han sido un obstáculo para la globalización de los mercados laborales, al limitar la comunicación, la colaboración y el libre flujo de talento a través de las fronteras. Sin embargo, los avances en inteligencia artificial nos están acercando a un futuro donde el idioma ya no será una barrera.
Las herramientas de traducción automática de idiomas impulsadas por IA están transformando la forma en que interactuamos, trabajamos y hacemos negocios a nivel global. En los últimos tiempos estas herramientas tecnológicas han experimentado avances muy significativos impulsados por el aprendizaje automático y la inteligencia artificial. Las soluciones de Traducción Automática Neuronal (NMT, por sus siglas en inglés) han favorecido particularmente esta evolución, ofreciendo traducciones más rápidas, precisas y eficientes, permitiendo, además, la traducción casi instantánea de contenido extenso. Modelos multimodales como el recientemente presentado GPT-4o, desarrollado por OpenAI, admiten inputs y proporcionan outputs prácticamente en tiempo real en más de 50 idiomas diferentes, preservando el tono y la emoción del contenido traducido. O el modelo Seamless de Meta, un avanzado sistema de traducción y transcripción multilingüe y multimodal que permite realizar traducciones y transcripciones de texto a texto, de texto a voz, de voz a texto y de voz a voz en hasta 100 idiomas, y que Meta ha puesto a disposición de la comunidad investigadora para fomentar la innovación y acelerar su desarrollo.
Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, muchas refugiadas ucranianas lograron entenderse e incluso encontrar trabajos en sus países de acogida gracias a la app Google Translate que tenían instalada en sus teléfonos móviles. Imaginemos las oportunidades que esta nueva generación de soluciones de traducción automática, tremendamente más potentes, abre tanto para trabajadores como para empleadores, y el impacto que pueden tener en la globalización de los mercados de trabajo, pero también en la gestión de los desplazamientos que pueden provocar las guerras, el cambio climático u otras crisis humanitarias.
Estas herramientas de traducción impulsadas por IA permiten a las empresas reclutar talento de cualquier parte del mundo sin preocuparse por las barreras de idioma, lo que facilita la búsqueda de los mejores candidatos independientemente de su origen lingüístico. Los algoritmos de procesamiento de lenguaje natural comprenden cada vez mejor el contexto, las expresiones idiomáticas y los matices culturales, produciendo traducciones cada día más precisas, mientras que los asistentes de voz pueden proporcionar soporte en múltiples idiomas, mejorando la colaboración entre personas de diferentes orígenes. Por ejemplo, pueden transcribir y traducir reuniones multilingües casi en tiempo real, permitiendo una colaboración eficaz e inclusiva, al tiempo que facilitan la construcción de equipos más diversos capaces de generar soluciones más innovadoras a partir de una variedad más amplia de perspectivas.
Sin embargo, la generalización de este tipo de herramientas en los lugares de trabajo también plantea importantes retos. Por ejemplo, aunque cada vez es mayor, la precisión sigue siendo un problema en ciertos tipos de comunicaciones, donde la supervisión humana sigue siendo necesaria para verificar y refinar las traducciones generadas por IA. Por otro lado, la dependencia excesiva de estas herramientas puede reducir el incentivo para aprender otros idiomas, limitando la comprensión cultural profunda que proporciona el conocimiento de una lengua.
Como siempre todo es cuestión de encontrar un equilibrio, pero, si ponemos todas las ventajas e inconvenientes en una misma balanza, ¿vamos a ser capaces de frenar el uso de estas tecnologías en nuestras organizaciones? ¿durante cuánto tiempo?
La IA dará alas al teletrabajo
Una segunda tendencia asociada con la globalización de los mercados de trabajo que puede acelerarse con la llegada de la IA es el trabajo remoto.
Para empezar, la inteligencia artificial permite a las empresas superar las barreras geográficas a la hora de buscar talento. A través de algoritmos avanzados, la IA facilita el escaneo de currículos, emparejando candidatos con los requisitos de los puestos y automatizando la realización de las entrevistas iniciales. Esta capacidad permite a las empresas acceder a una base de candidatos a nivel mundial mucho mayor de la que consideraban antes en sus procesos de selección y que se agranda todavía más en un escenario donde, como acabamos de ver, las barreras idiomáticas probablemente tengan los días contados.
Por otro lado, nuevas herramientas de onboarding virtual y realidad virtual (VR) crean experiencias de integración inmersivas que ayudan a los nuevos empleados remotos a construir lazos relacionales y afectivos con sus equipos y organizaciones, además de acelerar su curva de aprendizaje. Esto asegura que los empleados se sientan parte integral del equipo desde el primer día, independientemente de su ubicación física.
Una vez en el trabajo, la IA también está detrás de plataformas de gestión de proyectos que facilitan la colaboración en tiempo real, el seguimiento y la asignación de tareas. Estas plataformas son capaces de predecir los tiempos de los proyectos, identificar potenciales cuellos de botella y sugerir la mejor manera de asignar los recursos. Esto garantiza que los proyectos se mantengan en curso y que los equipos puedan trabajar de manera eficiente y coordinada.
Plataformas de comunicación como Microsoft Teams utilizan IA para priorizar mensajes, resumir conversaciones y proporcionar contexto para los proyectos en curso. Esto permite que la información importante esté accesible para todos los miembros del equipo en todo momento, facilitando el trabajo asíncrono y la colaboración entre personas situadas en diferentes zonas horarias. De este modo, los equipos pueden trabajar juntos sin importar desde dónde y cuándo trabaja cada uno de sus miembros, manteniendo su productividad y cohesión.
La IA también puede analizar los patrones de trabajo individuales y sugerir flujos de trabajo personalizados y consejos de productividad, ayudando a los trabajadores remotos a optimizar sus horarios, reducir distracciones y mantener un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden identificar los mejores momentos para trabajar con concentración, reuniones y descansos, basándose en los picos y valles de productividad de cada empleado.
Además, la IA puede facilitar la creación de horarios de trabajo flexibles adaptados a los compromisos personales de los empleados. Esto es especialmente beneficioso para quienes deben equilibrar el trabajo con otras responsabilidades. La analítica predictiva ayuda a los managers a asignar tareas de manera equilibrada, evitando la sobrecarga o la infrautilización de los empleados. En esta misma línea, la IA puede monitorizar los patrones de trabajo y detectar riesgos potenciales de agotamiento, sobrecarga o estrés, e incluso recomendar las mejores intervenciones ante estas situaciones.
Por si todo esto fuera poco, la IA también puede favorecer que las personas encuentren empleos remotos que les proporcionen unos ingresos complementarios a los que obtienen de sus empleos asalariados. Gracias a la inteligencia artificial, plataformas de búsqueda de empleo pueden identificar y sugerir oportunidades de trabajo secundarias que se ajusten a las habilidades y disponibilidad de los trabajadores, incluso si están ubicadas en otras partes del mundo. De hecho, esto puede ser ventajoso para esas personas, ya que les permite diversificar sus fuentes de ingresos sin restricciones geográficas. Además, la IA puede ayudarles a gestionar eficientemente el tiempo y las tareas de ambos trabajos, asegurando que mantienen un equilibrio adecuado entre sus responsabilidades laborales y personales.
Mirando hacia atrás, ¿Quién nos iba a decir que esto iba a ser así hace cuatro años cuando la pandemia de Covid19 provocó el que entonces alguien calificó como “el mayor experimento de trabajo a distancia de la historia”?
La IA y la automatización de los trabajos físicos
En junio de 2021, un año y medio antes del lanzamiento de ChatGPT, Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI publicó un tuit en el que decía:
“Predicción: la IA hará que el precio del trabajo que puede ocurrir frente a un ordenador disminuya mucho más rápido que el precio del trabajo que ocurre en el mundo físico. Esto es lo contrario de lo que la mayoría de la gente (incluyéndome a mí mismo) esperaba, y tendrá efectos extraños.”
Tres años después, vemos que la inteligencia artificial no solo está impactando en la demanda de trabajos digitales, sino también acelerando la automatización de los trabajos físicos, con implicaciones significativas desde el punto de vista de la globalización de los mercados de trabajo.
Los robots impulsados por IA se están volviendo cada vez más comunes en líneas de producción y ensamblaje, realizando tareas como soldadura, pintura y montaje con alta precisión y consistencia, reduciendo la necesidad de intervención humana. Soluciones como carretillas elevadoras autónomas y sistemas de clasificación robótica están revolucionando las operaciones de almacenamiento y distribución, y empresas como Amazon y Alibaba están aprovechando estas tecnologías para optimizar sus cadenas de suministro y mejorar su eficiencia. El desarrollo de camiones y furgonetas de reparto autónomos también promete revolucionar los sectores de transporte y logística. Estos vehículos, guiados por algoritmos, pueden operar las 24 horas sin apenas pausas, reduciendo significativamente los costes de transporte y los tiempos de entrega, mientras que el uso de drones impulsados por IA para tareas que van desde el reparto de paquetes hasta la monitorización de explotaciones agrícolas o la inspección de infraestructuras en áreas de difícil acceso también está en aumento.
Además, se están desarrollando máquinas y robots impulsados por IA para realizar tareas de construcción como la colocación de ladrillos y el movimiento de tierras, lo que reduce los plazos de ejecución de las obras y los costes laborales y eleva la seguridad en los lugares de trabajo. Entre tanto, en la agricultura, equipos autónomos como tractores y cosechadoras robóticas están optimizando las prácticas agrícolas, aumentando los rendimientos de los cultivos, reduciendo el desperdicio y minimizando la necesidad de mano de obra, mientras que tecnologías avanzadas de fabricación que emplean IA, como la impresión 3D y la automatización personalizada, permiten la producción localizada y bajo pedido, acortando las cadenas de suministro y mejorando la capacidad de respuesta a las demandas del mercado.
Desde la perspectiva de la globalización de los mercados de trabajo, esta aceleración de la automatización de tareas físicas debido a la aplicación de tecnología de inteligencia artificial al campo de la robótica reduce la necesidad de mano de obra de baja cualificación en industrias como la manufactura, la logística y la agricultura, y puede provocar cambios en los patrones migratorios. En la mayoría de las economías desarrolladas estos empleos los realizan principalmente trabajadores inmigrantes, y su automatización puede llevar a que algunas de estas personas decidan regresar a sus países de origen. Por otro lado, la automatización también reduce la ventaja que las empresas obtienen al trasladar su producción a países con mano de obra más barata. Como resultado, las empresas pueden decidir repatriar sus operaciones de manufactura a sus países de origen o más cerca de dónde están sus consumidores. Esto puede provocar una desindustrialización temprana de los países que hasta ahora fabricaban estos productos, pero también favorecer movimientos migratorios hacia economías avanzadas en busca de empleo en tareas que todavía no hayan sido automatizadas debido a su complejidad, porque los clientes prefieren que las sigan haciendo humanos, o bien porque esta alternativa sigue siendo más barata que cederle la tarea a un robot.
La IA y la formación de los trabajadores
Por último, las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial para personalizar de forma masiva los procesos de formación y recualificación profesional facilita que los trabajadores adquieran las habilidades necesarias para adaptarse a los cambios tecnológicos y económicos, al tiempo que otorga a las empresas mayor libertad para decidir dónde situar sus operaciones.
Por ejemplo, la IA puede analizar enormes cantidades de datos sobre el desempeño y las necesidades de los trabajadores para crear programas de formación personalizados que se adapten a las fortalezas y debilidades individuales. Plataformas de aprendizaje impulsadas por IA pueden ofrecer contenido específico, ejercicios prácticos, tutorías virtuales y evaluaciones continuas que permiten a los trabajadores avanzar a su propio ritmo y centrarse en las áreas donde más necesitan mejorar. Esta personalización masiva no solo aumenta la eficacia del aprendizaje, sino que también motiva a los trabajadores al ver un progreso tangible y relevante en sus habilidades.
En sectores como la industria, la logística y la agricultura, la rápida adopción de tecnologías avanzadas requiere una fuerza laboral que pueda manejar y mantener estas innovaciones. La IA facilita la capacitación en el uso de robots, maquinaria autónoma y sistemas avanzados de gestión a través de simulaciones y entornos de realidad virtual que replican situaciones reales de trabajo. Estos métodos de formación inmersiva permiten a los trabajadores adquirir experiencia práctica con procesos y herramientas sin los riesgos y costes asociados con el entrenamiento en vivo.
Por otro lado, a medida que la automatización reduce la demanda de trabajos de baja cualificación, la IA puede desempeñar un papel crucial en el reciclaje profesional de estos trabajadores para que puedan asumir roles más complejos y mejor remunerados. Por ejemplo, identificando habilidades transferibles y proporcionando rutas de aprendizaje personalizadas que permitan a los trabajadores transitar a nuevas industrias o funciones.
En relación con nuestro tema –la globalización de los mercados de trabajo–, esta posibilidad de proporcionar a sus trabajadores una formación individualizada en cualquier momento y lugar permite a las empresas reclutar y desarrollar talento sin estar limitadas por la ubicación geográfica. De esta manera, las empresas pueden establecer operaciones en regiones con acceso a una fuerza laboral joven y en crecimiento, como muchas áreas de África y el sur de Asia, sin preocuparse por la falta de habilidades locales, ya que ahora la IA puede ayudarles a equipar rápidamente a sus trabajadores con las competencias necesarias.
Conclusión
Desde la eliminación de barreras idiomáticas hasta la potenciación del teletrabajo, pasando por la automatización de tareas físicas, la inteligencia artificial tiene el potencial de reconfigurar el panorama laboral global. Herramientas de traducción automática, plataformas de gestión de proyectos y soluciones de automatización permitirán a las empresas operar de manera más flexible y eficiente, sin preocuparse por las fronteras geográficas. Además, la IA puede facilitar la personalización masiva de la formación y recualificación profesional, ayudando a los trabajadores a adaptarse a cambios tecnológicos y económicos, mientras permite a las empresas acceder a un talento global más diversificado. Sin embargo, esta revolución tecnológica también plantea importantes desafíos, como la disminución de empleos de baja cualificación, el aumento de ciertas brechas y posibles cambios en los patrones migratorios. Por esta razón, su implementación debe ser gestionada con prudencia, para maximizar sus beneficios minimizando sus riesgos.
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Foto de Anne Nygård en Unsplash