Ser innovador es tener nuevas ideas, pero no sólo eso. Además, hay que ser capaz de transformar esas ideas en realidades que satisfagan necesidades concretas. Es decir, si una idea no puede llevarse a la práctica no puede hablarse de innovación. Así de simple.
Sin embargo, muchas empresas que dicen buscar «talento innovador» a veces se olvidan de esto. En sus procesos de selección procuran valorar en qué medida los candidatos poseen ciertas cualidades que influyen en su capacidad de generar nuevas ideas pero pasan por alto que esas cualidades no constituyen necesariamente predictores de su capacidad de convertir esas ideas en una realidad que acabe generando ingresos para la empresa.
En este sentido, hace unos días, Pete Maulik, COO de Faherenheit 212, una consultora de innovación neoyorquina, nos proponía en una entrada en el blog de la Harvard Business Review The Conversation estos dos interesantes ejercicios que pueden ser de ayuda:
Ejercicio 1: Y tú, ¿cómo lo harías?
Tras el correspondiente briefing, se pide al candidato que defina una estrategia que de respuesta a un problema real, y que presente esa estrategia a un grupo de personas implicadas en el mismo como si la estuviese presentando al primer ejecutivo de la compañía. Esta dinámica permite evaluar no sólo la calidad de su razonamiento, sino también su capacidad de valorar el potencial de la idea y de anticipar las dificultades que previsiblemente se encontrará en su ejecución.
Ejercicio 2: «Tú en una botella»
Se pide al candidato que invente una «bebida» basada en sus cualidades personales y proponga cuál podría ser el mejor posicionamiento de esa «bebida» en el mercado. Este ejercicio sirve para entender hasta qué punto el candidato se conoce a sí mismo, pero también su habilidad para capitalizar su talento y, en último término, para detectar en qué mercado un producto puede convertirse en un negocio.
Además, dependiendo de como se planteen, a través de ambos ejercicios puede medirse también la capacidad de los candidatos de persuadir a sus interlocutores y hacer frente a las objeciones que planteen a sus ideas, algo que también tiene su importancia a la hora de conseguir que se lleven a la práctica.
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