Para los miembros de esta generación, internet es su entorno natural. Las redes son el medio a través del que se comunican, se informan, se relacionan, se entretienen, aprenden, ligan, juegan. Un medio que conforma un contexto social que poco o nada tiene que ver con el que uno se encuentra en muchas empresas, más próximas todavía al modelo de la burocracia de Max Weber. Por ese motivo es de suponer que a los chicos y chicas de la «Generación Facebook» en principio les resultará más atractivo trabajar para organizaciones que encarnen ciertos valores propios de la red –y que ellos ven como algo natural–, que para aquellas que no lo hagan, o que incluso choquen frontalmente con la «cultura web».
¿Cuáles son esos principios o valores del mundo online que los jóvenes de la «Generación Facebook» valorarán en sus futuros empleadores?
El profesor Gary Hamel destaca los siguientes:
- Todas las ideas compiten en pie de igualdad.
- La contribución cuenta más que las credenciales.
- Las jerarquías son naturales, no dictadas.
- Los líderes sirven más que presiden.
- Las tareas se escogen, no las asigna nadie.
- Los grupos se definen y organizan ellos mismos.
- Los recursos se atraen, no se asignan.
- El poder se deriva de compartir información, no de atesorarla.
- Las decisiones y las ideas se desarrollan de forma comunitaria.
- Los usuarios tienen veto sobre la mayor parte de las decisiones.
- Las recompensas intrínsecas son las más valiosas.
- Los hackers son héroes.
Preguntémonos ahora: ¿se parece esto en algo a la cultura de nuestra organización?
Lo más probable es que no. A pesar de que esos son los valores en que debería invertir cualquier empresa que desee (o necesite) ser un lugar de trabajo apetecible para los miembros de esa nueva generación.
Post incluido en mi libro El arte de dirigir personas hoy (Libros de Cabecera, 2016)