Uno de los «pecados» que con frecuencia se achacan a los departamentos de Recursos Humanos es su tendencia a diseñar procesos de gestión de personas complicados, difíciles de entender y poco operativos. En esta vídeo-entrevista de la Harvard Business con Miriam Ort, coautora del libro One Page Talent Management, esta directiva de Pepsico explica que, en su opinión, esta tendencia se debe principalmente a dos causas:
Por una parte, la práctica habitual entre los directivos del área de inspirarse -o abiertamente copiar- lo que hacen otras empresas, sin tener en cuenta qué es lo que nos está diciendo la comunidad científica sobre cuestiones como la motivación o el compromiso de los empleados, comunicación, etc., ni lo que realmente necesita la organización.
Por otra, el deseo de ser considerado «best in class» y de elaborar procedimientos formalmente impecables, cuando lo que una empresa realmente necesita son soluciones prácticas, que funcionen.
Segundo, eliminar la complejidad centrándonos en aquellos elementos de proceso que realmente añaden valor.
Es un tema que conozco de cerca porque he diseñado unos cuantos y comparto plenamente los motivos que se comentan. Añadiría un cuarto y es que la inmensa mayoría, por no decir la práctica totalidad, de los profesionales de RRHH que conozco no saben realmente qué es un proceso porque nunca han recibido formación alguna sobre el tema. Una "práctica" o forma habitual de hacer las cosas no es un proceso. Una política, tampoco. Un procedimiento de trabajo, tampoco. Un proceso es una secuencia de acciones que se puede representar con un diagrama de flujo y que se puede medir (y por tanto mejorar).