No podemos negar que el perfil de los directivos del área de Recursos Humanos ha ido cambiando en las últimas décadas. Ahora encontramos más mujeres, más personas con experiencia internacional, y que, además, han desarrollado su carrera en un mayor número de empresas. También ha habido cambios en su perfil académico. Así, el tradicional binomio «o psicología o derecho» que imperaba en el mercado (al menos en el español) parece haberse roto para dejar paso a una mayor diversidad de titulaciones. Sin embargo, donde no se ve mucho cambio es por lo que respecta a la movilidad funcional de estos directivos.
Hace bastantes años que se viene hablando de que si los directores de Recursos Humanos tuviesen experiencia en puestos de línea en otros departamentos tendrían mucha más credibilidad entre sus colegas de otras funciones, podrían aportar más en los comités de dirección, y lograrían posicionarse como socios estratégicos de los líderes de la empresa. Pero por lo que podemos observar a nuestro alrededor no parece que las cosas hayan cambiado mucho en este campo. Es más, un reciente estudio de Price Waterhouse Coopers indica que incluso podríamos estar yendo en sentido contrario, ya que, según este estudio, el número de directivos de Recursos Humanos que procede de otras áreas hoy es menor que hace unos años.
¿A qué se puede deber este fenómeno? ¿Será que a los CEO’s de las empresas les va bien que los profesionales de RR.HH. permanezcan confinados en su «silo»? ¿Influirá, tal vez, la imagen que proyectan algunos directivos del área que parece que se ven a si mismos como una «profesión» que opera al margen del resto de la empresa? ¿Tendrá algo que ver la crisis económica? ¿O será que, a pesar de todo lo que se ha escrito al respecto, en la práctica da igual si los directivos de Recursos Humanos tienen o no experiencia en otras áreas funcionales?
Imagen Colton Kats bajo licencia Creative Commons
Creo que la experiencia en otras funciones es indispensable para ser un buen director de RRHH. Al menos en mi experiencia he podido comprobar un enfoque muy distinto de las situaciones típicas a las que uno se tiene que enfrentar cuando trabaja en una función. El nivel de realismo, pragmatismo y flexibilidad de quienes han vivido el "mundo real" contrasta con el exceso de teoría y consultolabia que, con honrosas excepciones, suelen destilar quienes han desarrollado toda su carrera en RRHH.