Lo explica Penelope Trunk, experta en carreras profesionales y fundadora de Brazen Careerist, en un reciente artículo publicado en BNET titulado «Why job hoppers make the best employees».
Una perspectiva cuando menos diferente a la de muchos profesionales de los recursos humanos que todavía miran con suspicacia cualquier currículum que refleje –a su parecer– un excesivo número de empleos.
En este artículo Penelope nos aporta hasta cinco argumentos por los que contratar profesionales que cambian con frecuencia de empleo puede tener ventajas para las empresas:
- Teniendo en cuenta que la curva de aprendizaje se concentra en los primeros meses de empleo, quienes cambian con frecuencia de trabajo están sometidos a una mayor exigencia intelectual, al tiempo que desarrollan habilidades para establecer y mantener nuevas relaciones.
- Aunque parezca paradójico, quienes cambian con frecuencia de empresa tienen una carrera profesional más estable. En los tiempos que corren la estabilidad se la tiene que dar cada persona a sí misma a través de su valor en el mercado y sus contactos, y quienes han trabajado en un número mayor de empresas suelen tener redes de contactos más extensas –y más diversas– que quienes permanecen mucho tiempo en una misma compañía.
- Si saben que en unos meses les va a entrar de nuevo el gusanillo de cambiar de empresa se van a preocupar de que esa experiencia añada valor a su currículum, con lo que normalmente se esforzarán por conseguir resultados positivos, para ellos y para la empresa, en un plazo más corto.
- En general, quien va a permanecer poco tiempo en una empresa quiere que las personas con quien se relacione se lleven una buena impresión. Por tanto, se preocupará de transmitir una buena imagen y de dejar un buen recuerdo que eventualmente se pueda traducir en buenas referencias o en relaciones a las que recurrir en futuros empleos. El mundo da muchas vueltas y nunca se sabe …
- La vida del ‘job hopper’ requiere altas dosis de autoconciencia, un compromiso con el propio desarrollo personal y la valentía de dar el salto cuando es necesario, aún a costa de renunciar a la comodidad de un «trabajo estable».
En resumen, cinco argumentos que no deberían perder de vista ni empresas ni candidatos en un mercado de empleo donde el tiempo medio que una persona permanece en la misma empresa se ha reducido significativamente en las últimas décadas.
Imagen Melanie Hughes bajo licencia Creative Commons
Juan Pedro, no jodo.
Lo que he querido decir, y perdona que no me haya explicado bien, es que en España nos falta mucho que recorrer para asimilar que los mejores empleados son los que más movilidad tienen. Desde luego no es lo habitual. Sí estoy de acuerdo en que es hacia donde deberíamos de dirigirnos.
Jode Manuel, el enfoque esta bien orientado, y estoy de acuerdo con Jose Miguel que "la frecuencia para crecer" debe de ser 2 años mínimo, pero, no estoy de acuerdo que solo sea aplicable a EEUU, si una persona esta 30 años en una Empresa es que la misma valora lo que hace, independientemente de su carácter para con los demás que eso es otra cosa. El empresario mira resultados.Otra es la forma en que lo haga..que es mas discutible.Saludos
Miguel Ángel, es muy interesante este enfoque, pero creo que es aplicable a Estados Unidos; sinceramente, no voy yo el mercado laboral español tan abierto a reconocerlo. Aquí -aun lo he escuchado ayer- "la experiencia es un grado." Lo decía una compañera que lleva 33 años en la misma empresa, a otra que lleva 37 años en la suya. Es una excelente trabajadora, pero…
Estoy de acuerdo en que han cambiado de forma drástica los ciclos de permanencia en las empresas, y que cada vez son más cortos. Hay una tendencia sobre todo en las nuevas generaciones de no asociar el compromiso a una empresa, sino a un proyecto, pero estoy con José Miguel que ha de haber unos mínimos, de aprendizaje, de adaptación, de dominio del tema para realmente aportar valor e involucrarse con unos objetivos a medio y largo plazo para conseguir resultados. El estar pendiente de cambiar de trabajo continuamente no creo que ayude a este compromiso.
Estoy de acuerdo. Por otra parte creo que la discusión no debería ser si es mejor empleado el que cambia de empresa cada dos años o el que permanece veinte en la misma. En cualquier caso la clave -y lo más difícil- seguirá siendo lograr un equilibrio dentro de la organización entre continuidad y renovación, y entre corto y largo plazo, manteniendo en cada momento el rendimiento de sus individuos, y en consecuencia el del conjunto de la organización, en sus máximos sostenibles.
Estoy de acuerdo con esta afirmación siempre que "con frecuencia" no signifique cada menos de dos años, en cuyo caso me parece difícil poder contribuir significativamente a la organización una vez descontamos el período de aprendizaje. La excelencia exige retos y por eso es muy raro encontrar un profesional excelente que lleve de 10 años haciendo lo mismo.
Interesante analisis y puede que tengas razón en los puntos (yo mismo he cambiado de manera medianamente habitual de empresa, pese a tener un buen puesto en empresas consolidadas, necesitaba el gusanillo de crecer).
Pero no debemos olvidar que durante el aprendizaje necesitas que haya gente transmitiendo información a la nueva persona y por lo tanto dedicando parte de su tiempo a ella. Este coste tienes que evaluarlo si la persona se te va a los pocos meses o al año. No solo el coste de las horas, si no el coste del cansancio del equipo de tener que explicar cosas de nuvo a otra persona, moralmente puede afectarles.