Puede que haya alguien que todavía piense que eso de fijar objetivos es una bobada, pero lo cierto es que marcarse objetivos, siempre que estos reúnan unos mínimos de calidad, es útil, ya que nos ayudan a concentrar nuestra atención, nuestra energía y nuestra actividad en aspiraciones concretas.
Un artículo editorial de BNET explicaba recientemente cómo actúan los objetivos en nuestra mente. Cuando nos fijamos un objetivo estamos enviando una imagen a nuestro subconsciente. Esa imagen permanecerá allí hasta que el objetivo se convierta en realidad (o constatemos que no ha sido posible alcanzarlo). De hecho, al subconsciente le da igual que el objetivo tenga sentido o sea un disparate. Lo relevante es que esa imagen permance allí a la espera de convertirse en una realidad.
Esta es la forma en la que trabajan todos los creativos, sean inventores o artistas, arquitectos o decoradores, paisajistas o cocineros: se dedican a dar forma, a hacer realidad, imágenes depositadas en su subconsciente. Es por lo que unos objetivos ambiciosos (aunque alcanzables) siempre nos ayudarán a llegar más lejos. Tengámoslo en cuenta.
Imagen Corey Holms bajo licencia Creative Commons