Fiona Maharg-Bravo nos daba ayer en El País Negocios diez razones por las que en España es necesario abordar, de una vez por todas, la reforma laboral. Una reforma que se hace imprescindible si tenemos en cuenta que nuestro país ya genera las dos terceras partes de todo el nuevo desempleo que se produce en la Unión Europea cuando solo representa el 9% de su población. De hecho, una de las circunstancias que parecen ignorar nuestros gobernantes cuando se resisten a tratar este tema es que formamos parte de un mercado único en el que competimos en pie de igualdad contra empresas que, sujetas a legislaciones laborales más flexibles, pueden responder de forma más ágil ante los desafíos del entorno.
La rigidez de nuestra regulación laboral es, además, una de las causas de que las empresas españolas se lo piensen tanto antes de aumentar la dimensión de sus plantillas cuando se produce un incremento de la demanda. Es verdad que pueden recurrir a los contratos temporales o a las ETT’s, pero si se trata de productos o servicios de alto valor añadido -los que nos interesan si no queremos convertirnos en un país «low cost»- no tengo muy claro que sean soluciones válidas.
En algún momento las empresas pudieron recurrir a la opción de trasladar los efectos de un aumento de la demanda a los precios de sus productos y servicios, pero hoy en día, en un mundo globalizado, en el marco de un espacio económico europeo sin barreras, y cuando el desarrollo tecnológico facilita la prestación de servicios desde lugares remotos, esa posibilidad queda circunscrita a contados sectores de actividad. En el resto de casos, de no incrementar su capacidad, la demanda que no satisfagan las empresas españolas la acabarán atendiendo competidores de otros países. Así de simple.
Imagen Temari 09 bajo licencia Creative Commons
Hola Santi, José Miguel,
No soy un experto en relaciones laborales y menos en el extranjero, pero desde luego no es Alemania el espejo en el que me miraría. En ningún país de Europa, de hecho.
En España lo que es verdaderamente caro no es despedir… es contratar. Los costes son muy altos (no sólo los impuestos, casi hay que provisionar un fondo de despidos), y las medidas de protección al desempleo (como el PER) aunque nacieron con objetivos nobles (¡como el PER!) son ahora una fuente de relajación que se me antoja intolerable. Luego basta echar la culpa a los «malditos empresarios» o a «la derecha» y ya está.
La brecha entre asalariados y autónomos es excesiva. Autónomos desprotegidos y asalariados sobreprotegidos es una combinación que no invita precisamente a emprender o arriesgar, ni tampoco fomenta la productividad.
Es por ahí por donde tienen que llegar los cambios. Yo veo necesario un nuevo contrato social, no para convertirnos en una jungla, pero sí para procurar una convergencia razonable entre los que tienen que arriesgar todo, y los que además de que no quieren arriesgar nada te cortan las carreteras a la mínima.
Muchas gracias por la oportunidad de comentar y un saludo,
Jaime
Hola José Miguel,
Me alegro de que discrepes. Coincido contigo en que desde un punto de vista procedimental despedir en España es más sencillo que en otros países como, por ejemplo, Francia. Para mí el gran problema de la regulación del despido en España radica en a) el abuso que se hace del despido improcedente, b) que la fórmula de cálculo de las indemnizaciones sea directamente proporcional a la antigüedad del empleado y c) los límites máximos de las indemnizaciones. El resultado es que más allá de las diferencias entre trabajadores temporales y permanentes, en las plantillas de las empresas nos encontramos en numerosas ocasiones con un divorcio entre los trabajadores más jóvenes, preocupados por su futuro, pero escépticos ante la precariedad de su situación laboral, y los de más antigüedad que carecen de ningún incentivo para desarrollarse y ser competitivos. Coincido también contigo en que la inflexibilidad de nuestro mercado laboral no es la única causa de los bajos niveles de productividad que sufrimos en nuestro país, aunque algo tiene que ver.
Un abrazo.
En esta ocasión no coincido con el enfoque de tu post.
Cualquier profesional de RRHH de este país sabe que en España el despido en la práctica es libre. Lo que no es, es gratuito.
Otro detalle que no es cierto es que en Europa el mercado laboral es más flexible. Llevo años trabajando en posiciones europeas de RRHH y esa afirmación es sencillamente incorrecta. En algunos países es más sencillo, en otros más barato, en otros ambas cosas, en otros ninguna de ambas y en casi todos los países depende del caso que estemos comparando.
En concreto Alemania, que suelo leer como ejemplo de país con despido flexible y barato, despedir es en la gran mayoría de los casos (side by side) notablemente más caro que en España…
Que no somos competitivos es un hecho, pero culpar de ello a la inflexibilidad del mercado laboral me parece cuando menos insuficiente.
En mi opinión nuestro verdadero reto es acabar con la pésima productividad y mejorar la formación de nuestros profesionales.
JM