Hace poco leí una entrada en el blog de Tammy Erickson en la que argumentaba que, a pesar de la crisis, y en contra de lo que pudiera parecer, las tendencias que han caracterizado el mercado de empleo durante la última década, y que en su momento desencadenaron la denominada «guerra por el talento», siguen ahí y más vivas que nunca.
A alguien que está en la cola del paro, suspira por encontrar un trabajo y no encuentra más que puertas cerradas esto puede sonarle muy extraño, pero la realidad es que, a pesar del aumento del desempleo, hay sectores enteros que tienen dificultades para conseguir el talento que necesitan. También en nuestro país.
Por un lado, desde el punto de vista de la demanda de trabajo, la evolución tecnológica, la automatización de los trabajos más simples, los nuevos modelos de negocio y cambios en los métodos de trabajo provocan un incremento de la demanda de trabajadores cualificados. Por ejemplo, en Estados Unidos los puestos de trabajo de nueva creación para los que se exige algún tipo de estudios superiores (post-high school) ya suponen el 75% del total.
Por otro lado, desde el punto de vista de la oferta de trabajo, no podemos perder de vista el tiempo que cuesta «producir» trabajadores cualificados para hacer frente a esas nuevas demandas, ni tampoco ciertas cuestiones demográficas, en particular el envejecimiento de la población, que a medio plazo pueden acabar provocando una contracción de la población activa. Es cierto que esta contracción de la fuerza de trabajo nacional podría compensarse con la llegada de inmigrantes, pero esta idea resulta un tanto ingenua, en particular si hablamos de empleo cualificado.
En consecuencia, todo apunta a que durante los próximos años el mercado de trabajo -en especial el de personal más cualificado- seguirá experimentando un desequilibrio entre oferta y demanda. Una situación que muy posiblemente se agudizará en el momento que superemos la actual crisis económica.
¿Quiénes saldrán más beneficiados de todo esto? Sin duda aquellas personas que, por casualidad o clarividencia, estén en posesión de cualificaciones difíciles de obtener y que, además, encajen con las necesidades futuras del mercado. En definitiva, quienes se hayan preocupado de cultivar su empleabilidad. Así que mejor será que exploremos donde están las oportunidades y comencemos a prepararnos cuanto antes.
Imagen Elizabeth-Hahn bajo licencia Creative Commons
Sin duda alguna es un tema en el que estamos completamente de acuerdo. La empleabilidad pasa por la formación y el autoconocimiento, por aumentar nuestro valor en el mercado. Alberto Trallero http://www.creciendocomoempresario.com