Aprovecho estos días de descanso estival para recuperar un artículo de Salvatore Parise, Eoin Whelan y Steve Todd publicado hace dos veranos en MIT Sloan Management Review. Lo he seleccionado porque creo que puede ayudarnos a reflexionar sobre la estrategia que seguimos en Twitter quienes utilizamos esta red para explorar el entorno y descubrir nuevas ideas.
En este artículo, titulado How Twitter Users Can Generate Better Ideas, los autores comparten las conclusiones de un estudio que llevaron a cabo para averiguar si en esta red sucede algo parecido a lo que pasa en el mundo offline, donde cuanto más diversas son las relaciones sociales de una persona mayor tiende a ser su capacidad de innovación (Burt, 1992).
Para ello, Parise, Whelan y Todd emplearon una combinación de entrevistas y análisis de redes sociales (ONA/SNA). Sus conclusiones fueron las siguientes:
Para empezar, no hay diferencia entre usuarios y no usuarios de Twitter por lo que respecta al número de ideas que unos y otros aportan a su empresa.
Sin embargo, las ideas que aportan los usuarios de Twitter tienden a ser mejor valoradas por sus compañeros y por expertos. Es decir, el estudio sugiere que las ideas que proponen los usuarios de Twitter son percibidas como de mayor calidad que las planteadas por los no usuarios.
Otra observación interesante es que la calidad de las ideas aportadas por los usuarios de Twitter tiene poco que ver con métricas como lo mucho que tuitea la persona, su número de seguidores o el número de personas a las que sigue. Parece, por tanto, que el tamaño no importa.
En cambio, sí se detecta una relación directa entre la calidad de las ideas que plantea la persona y la diversidad de los usuarios que sigue en Twitter. Así, las redes «holgadas» (loose networks) cuyos miembros apenas tienen contacto entre sí parece que favorecen más la innovación ya que facilitan el acceso a ideas divergentes, a diferencia de lo que sucede con las denominadas redes cohesivas, donde los miembros están más conectados unos con otros y, en consecuencia, la información a menudo es redundante.
Aunque también podría ser que no sea la red la que hace a la persona sino la persona la que determina como es su red. Me explico: podría ser que las personas no son más innovadoras porque tienen acceso a ideas más diversas, sino que es su espíritu explorador y mente abierta lo que les lleva a relacionarse en Twitter con una mayor variedad de usuarios.
En todo caso, aclaran los autores, exponerse a una diversidad de temas o puntos de vista no es suficiente. La persona, además, necesita ser capaz de identificar, asimilar y difundir en su organización el conocimiento que ha capturado de fuentes externas.
En este sentido, Parise y sus colegas distinguen entre actividades de exploración y búsqueda de nuevas ideas (idea scouting) y actividades orientadas a asimilar esas ideas y a identificar, dentro de la organización, oportunidades donde aplicarlas (idea connecting), y explican que los usuarios de Twitter más innovadores son, precisamente, los que logran combinar ambas actividades.
Como actividades de idea scouting los autores nos proponen diferentes prácticas como seguir a usuarios que poco o nada tengan que ver con nuestra área de especialidad o que nos hagan cuestionarnos nuestras creencias, o continuar cara a cara las conversaciones que iniciamos en la red. Y entre las prácticas de idea connecting crear blogs para diseminar en la organización los contenidos identificados en Twitter, o contrastar la información capturada con expertos internos.
En cualquier caso, ideas que nos pueden venir bien si tenemos pensado aprovechar la pausa veraniega para hacer «mantenimiento» de nuestra presencia en las redes.
Imagen Scott Beale bajo licencia Creative Commons.