“De hoy en adelante no les diré, les preguntaré; si les digo, dudarán; si les pregunto, creerán; si yo lo digo, no es cierto; si ellos lo dicen, es cierto”.
Esta frase, que he leído en el blog de Alex Vallès, me hace reflexionar sobre lo aficionados que son algunos trabajadores a buscar en sus jefes la respuesta a sus problemas y la correspondiente tendencia de ciertos directivos a “mandar”, a decirles a sus colaboradores lo que deben hacer en cada momento. La tentación, desde luego, es grande, pues en ocasiones darles a los miembros de nuestros equipos la respuesta que necesitan es la vía más eficaz y más rápida de resolver la situación, pero si nos preocupa su desarrollo la cosa cambia, y mucho.
A este respecto, la semana pasada Judith Ross escribía en Management Essentials esta entrada titulada “How to Ask Better Questions” sobre los beneficios de ayudar a nuestros colaboradores, a través de preguntas, a que sean ellos mismos quienes descubran la respuesta a sus problemas. Pero no se trata de preguntar por preguntar. De hecho no vale cualquier pregunta. Es aconsejable evitar aquellas que condicionen excesivamente la respuesta, o las que puedan provocar reacciones defensivas. Las preguntas que añadirán más valor serán las que ayuden a nuestros empleados a comprender situaciones complejas, construir relaciones, desarrollar una actitud crítica, generar ideas de ruptura, desafiar el status quo o incrementar su compromiso con las soluciones.
Deberíamos aspirar a desarrollar una «cultura de la pregunta», donde los jefes no acudan a las reuniones con sus colaboradores armados con listas de “to do’s” sino con preguntas inteligentes. Aunque a algunos les cueste admitirlo, en la economía del conocimiento la distinción tradicional entre “thinkers” y “doers” dejó de tener sentido hace tiempo.
Imagen Eric bajo licencia Creative Commons
Interesante reflexión
Vivimos en un mundo donde los colaboradores están excelentemente formados. Ellos tienen las respuestas dentro de sí. Su jefe debe acompañarles en el proceso de encontrarlas.
En este caso nos acercamos más al papel de facilitador o de directivo-coach que al jefe clásico de la Teoría X
Enhorabuena por el blog